Los tres premiados rodeados de representantes del Club Taurino Gracurris de Corella.
El matador de toros y el ganadero de Virgen María, ambos franceses, acapararon los trofeos taurinos de la pasada Feria de San Miguel.
El Salón de Plenos del Ayuntamiento de Corella se impregnó el pasado viernes de aroma taurino con la entrega de los trofeos de la pasada Feria de San Miguel, acto que estuvo presidido por el alcalde de la ciudad, Gorka García, y por el presidente del Club Taurino Gracurris, José Antonio Cueva, en una estancia municipal llena de aficionados.
Precisamente fue Cueva quien tuvo la cortesía de ceder la entrega del trofeo al triunfador de la feria al alcalde. Por tanto, Juan Bautista lo recibió de manos de Gorka García. El matador de toros francés, tras agradecer el galardón, rememoró la tarde de su triunfo. “Fue una gran tarde de toros. En muy pocas corridas son tres toros –la mitad de un encierro- premiados con la vuelta al ruedo. A mí me correspondieron dos ellos y, sobre todo, ante el cuarto, me sentí muy torero y pude expresarme. Yo lo consideré merecedor de indulto”, aseguró el espada francés.
El diestro francés se hizo acreedor de tal galardón por su actuación el pasado 29 de septiembre, festividad de San Miguel, tarde en la que cortó tres orejas y un rabo, ejecutó dos grandes faenas y consiguió salir a hombros junto al navarro Javier Antón.
Y consiguió los máximos trofeos de Budista, el cuatreño premiado como más bravo, un toro bravo marcado con el hierro de Virgen María que ya repitió con clase en los lances de recibo, que cumplió en varas y que admitió incansable una faena de más de doscientos muletazos. Tanto el espada francés como el público pidieron con insistencia el indulto del bravo ejemplar, algo que no se pudo llevar a cabo porque el reglamento taurino de Navarra no lo permite.
Fue Ramón Monreal, socio del Club Taurino Gracurris, el encargado de entregar este trofeo a Jean Marie Raimond, propietario de la ganadería Virgen María. El criador de bravo recalcó que este reconocimiento tenía gran importancia, ya que era el primero que recibía en España. “Tras la corrida de Corella, recibí muchas llamadas, unas para felicitarme y otras interesándose por mi ganadería, por mi camada para la próxima temporada, que es corta; lidiaré una corrida de toros y tres novilladas”, concluyó Raimond.
También hubo una distinción para un ganadero navarro. El concejal de Festejos, Javier Arellano entregó a César Aguado, titular del hierro Casta Murchantina, el trofeo al mejor encierro de las fiestas, un premio organizado por el ayuntamiento y no por el Club Taurino Gracurris, como los anteriores. Pese a ello, esta entidad taurina agasajó al criador de bravo navarro con una imagen de San Miguel.
La jornada concluyó con un la clásica cena de hermandad en el restaurante El Crucero, cuyo propietario, Nabor Jiménez, volvió a ejercer de excelente anfitrión.
Festejos taurinos Pamplona, S. XIX