La navarra Santafé Martón, de Villafranca, acapara los premios ganaderos: a la novillada más completa y al eral más bravo.
Ganado: Cuatro erales navarros de Santafé Martón, de Villafranca, de correcta presentación, dieron notable juego en conjunto; fueron premiados con la vuelta al ruedo el tercero y el cuarto, Arquidito-23, premiado como el mejor novillo de la feria.
Novilleros: Dennis Martín (oreja y saludos) y Jesús Yglesias (silencio tras aviso y dos orejas).
Incidencias: Lleno. Tarde muy calurosa. Última de feria. La banda de gaiteros fue homenajeada por su vigésimo quinto aniversario. Yglesias salió a hombros.
Los jóvenes novilleros, como la plaza entera, guardaron un minuto de silencio en honor al maestro de Camas fallecido por la mañana. Al finalizar el minuto alguien gritó ‘¡Viva Paco Camino!’ y los aspirantes a toreros parecieron contagiarse de los valores del maestro desaparecido que, para llegar a figura, tuvo que jugarse el tipo muchas tardes desde niño.
Y es que los dos actuantes de ayer estuvieron en novilleros desde que se abrieron de capa. Tuvieron delante una novillada colaboradora de Martón, pero la chispa y las ganas de comerse el mundo la pusieron Dennis Martín y Jesús Yglesias.
Y claro, cuando se pone chispa, corazón, voluntad y se tiene el bagaje profesional de un novillero vienen los sustos y las volteretas. Y es en la forma de volver a la cara del toro tras un percance donde se aprecian las ganas de querer ser, que ambos las mostraron.
No había terminado de poner banderillas al primero Martín cuando se fue a los medios a citar al novillo. El novillero de Almería salió volando por los aires en el embroque, pero porfió en una faena en la que, tras algún susto más, consiguió cortar una oreja.
Su compañero Yglesias, brindó el novillo a una niña de unos ocho años, con unas preciosas trenzas azules. Tras el brindis, citó al novillo de rodillas desde los medios y el de Martón se lo llevó incorporado de manera pronta propinándole una paliza.
Maltrecho pero íntegro, Yglesias se sobrepuso al golpe y a la dificultad para respirar y cuajó al eral por naturales y derechazos. Se atascó con los hierros y se recompuso el peinado y el vestido para que la niña le devolviera la montera.
Salió de nuevo a pista Dennis Martín a enfrentarse con un buen eral de Martón, con el que compuso una faena a la que no pudo dar buen fin con la espada.
Faltaba por salir un eral excepcional, el último y mejor de la feria. Jesús Yglesias, repeinado, recompuesto y casi renacido, lo paró con el capote y tras banderillas comenzó a torearlo por ambas manos. El recorrido del Martón era largo, su tranco excepcional y el novillero no parecía acusar que media hora antes le hubiera pasado por encima un tren de mercancías.
Se templó por el pitón izquierdo y bajo una versión excepcionalmente sosegada de ‘Paquito el Chocolatero’ por parte de la banda de música, hizo la faena de la feria. Según el crítico Manuel Sagüés, “dos pinchazos y un bajonazo nunca deberían ser dos orejas. Y, además, de aquélla manera”. El eral fue premiado con la vuelta al ruedo e Yglesias salió finalmente a hombros bajo la mirada de la niña de las trenzas.