Derechazo de López Simón al tercer Jandilla ayer en Sevilla. Fotografía: González Arjona.
Lo mejor del encierro del pamplonés Borja Domecq fue la presentación y, si se quiere, el noble tercero del festejo.
El encierro de Jandilla lidiado ayer en Sevilla defraudó sin paliativos, suspendió clamorosamente y, como suele decirse, pegó un auténtico petardo. Bien presentado, sólo se puede salvar de la quema al tercer toro noble pero de escasa duración.
El primero, con el hierro de Jandilla, fue devuelto a los corrales por inválido. Salió en su lugar un sobrero colorado de Albarreal que fue absolutamente inservible por parado y desfondado. Y el cuarto fue un marmolillo, falto de vida, de imposible lucimiento por parado. Ante tal materia prima, las dos actuaciones de Morante de la Puebla recibieron el silencio del público, que, eso sí, llenó la Maestranza.
El segundo de la tarde, con el hierro de Vegahermosa no tuvo mal fondo pero tampoco capacidad para terminar de empujar; le faltó motor; le sobraron kilos. El quinto fue un toro muy grandón, que se mostró a la defensiva durante la lidia, más lanzando gañafones y protestando que embistiendo de verdad. Diego Urdiales saludó desde el tercio tras despachar a su primero y escuchó el silencio de los tendidos cuando dobló el segundo de su lote.
Como ya se indicado, el tercero fue noble pero de corta duración. Y el sexto, el de más peso del encierro, se paró. No se movió pese a que fue muy cuidado en todos los tercios. López Simón dio una vuelta al ruedo, tras petición, cuando acabó con su primero. Y, como no pudo pegarle un muletazo al que cerró plaza, el público abandonó la plaza en silencio.
En el lado positivo de esta décima de la Feria de Abril hay que destacar que se desmonteraron Domingo Siro y Jesús Arruga tras banderillear al que cerró plaza.
Festejos taurinos Pamplona, S. XIX