HERMOSO VUELVE A ABRIR LA PUERTA GRANDE DE LA MAYOR PLAZA DEL MUNDO, LA MONUMENTAL DE MÉXICO

Triunfal vuelta al ruedo de Hermoso de Mendoza en la Monumental de México.

En el llamado «embudo de Insurgentes», le cortó las dos orejas al segundo de su lote, de Los Encinos, y salió a hombros en loor de multitudes.

FICHA TÉCNICA:

Plaza: Monumental de México (México D. F.).

Ganado: Dos toros para rejones, primero y cuarto, de Los Encinos, otro de este hierro, séptimo, regalado y premiado con la vuelta al ruedo, y cuatro de La Soledad.

Pablo Hermoso de Mendoza: palmas y dos orejas.

Fermín Spínola: palmas tras aviso, silencio y dos orejas y rabo en el de regalo.

José Mauricio: ovación y siencio.

Incidencias: Dos tercios de plaza. Más de veinte mil personas. Agotadas las localidades numeradas. Tarde desapacible aunque sin lluvia.

Pablo Hermoso de Mendoza volvió a hacer historia el domingo pasado en la plaza Monumental de México, tras conseguir las dos orejas del segundo de su lote, de Los Encinos, y salir a hombros junto al diestro local Spínola, que regaló un sobrero, del mismo hierro, un gran toro premiado con la vuelta al ruedo, del que consiguió los máximos trofeos.

Más de veinte mil incondicionales estuvieron en todo momento con el navarro y con su torero, y demostraron que sigue siendo todo un consentido de la afición capitalina. Pese a ello, no fue un triunfo fácil pues el piso se encontraba en muy mal estado por la lluvia caída durante los días anteriores. De hecho, los dos toros de su lote dieron con sus huesos en la arena, pues el ruedo era una pista de patinaje; prueba de ello fue también que los caballos Dalí, Chenel, Ícaro y Pirata, alguno en más de una ocasión, perdieron las manos y acabaron sentados sobre la arena.

El toro que abrió plaza, llamado Oyepoco, fue pitado en el arrastre por su escasa fuerza y codicia. Se apagó muy pronto y ya llegó al tercio de banderillas sin apenas fuerzas. En el último tercio, las tres cortas, sobre Pirata, tuvieron que ser por los adentros porque el toro no abandonaba esos terrenos. No hubo ni teléfonos ni desplantes, nada más que un rejón de muerte con el que el navarro tampoco tuvo suerte. El rejoneador estuvo muy por encima del mal toro y el público reconoció el esfuerzo realizado con aplausos.

Tampoco el cuarto del festejo, llamado Pescador, tuvo como condición la codicia y bravura tras de los caballos. De nuevo, lo paró con la yegua Estella, con la que sólo castigó con un rejón, dejando un tanto crudo al toro para garantizar el espectáculo en banderillas. No mejoraron mucho las cosas con la salida de Chenel, al que al toro le costó seguir pese a ofrecerle la grupa constantemente. Pese a ello, el navarro dejó dos banderillas con pureza. El citado espectáculo llegó con la salida de Dalí, montura con la expuso de manera más espectacular, acortando distancias y realizando piruetas inverosímiles en la cara del toro. Terminó la faena sobre Pirata, con el que cambió muy bien los terrenos y las querencias del toro. Colocó tres banderillas cortas con mucha habilidad y un buen par a dos manos que fue muy jaleado por el público. Fue una faena de menos a más, con gran conexión en sus postrimerías. Esta vez sí, mató de un certero rejonazo en todo lo alto y consiguió el objetivo: dos orejas y nueva salida a hombros en la plaza más importante de México.

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