HERMOSO SUMA EN CIUDAD JUÁREZ CUATRO PUERTAS GRANDES SEGUIDAS

Hermoso clava una banderilla en la plaza de Ciudad Juárez.

Hermoso torea con ‘Disparate’ en la plaza de Ciudad Juárez.

En estas últimas actuaciones ha sumado una docena de orejas y un rabo.

Ganado: Cuatro toros de Begoña y dos para rejones, segundo y quinto, de Los Encinos, de buen juego en conjunto.

Toreros: Fermín Spínola (cuatro orejas), Pablo Hermoso de Mendoza (dos orejas y silencio) y Alejandro Amaya (silencio en ambos).

Lugar y fecha: Plaza de toros Alberto Balderas de Ciudad Juárez, estado de Chihuahua (México). 6 de abril.

Incidencias: Lleno. El caballero navarro y Espínola salieron a hombros.

El jueves, en Tlaquepaque (Jalisco), tres orejas y un rabo; el viernes, en Torreón (Cohauila), cuatro orejas; el sábado, en Durango, tres; y el domingo pasado, en la chihuahuense y fronteriza Ciudad Juárez, dos orejas.

Como se puede apreciar, en esta última localidad mexicana, Pablo Hermoso de Mendoza consiguió redondear un largo fin de semana completamente triunfal. Y, bajo un lleno completo, se aseguró la puerta grande, cuarta consecutiva, frente al primero de su lote, al que toreó despacio y en redondo con Fo. El toro tenía nobleza pero llevaba la cara alta, dificultad que, ya en banderillas, supo superar Disparate. El castaño volvió a formar un verdadero lío taurino. Los galopes de costado se fueron sucediendo con los pitones enredados en la cola y sin llegar a tocar nunca la piel. Las reuniones se concretaron dando el pecho y cargando auténticamente la suerte y qué decir de las hermosinas y de los remates de las suertes, preciosos y precisos. Viriato se metió después en los terrenos del toro y dominó siempre la situación, labor que tuvo más mérito si se tiene en cuenta que el de Los Encinos cortaba el viaje y se frenaba de improviso. Ya con Pirata, el jinete estellés puso despacio las cortas, en perfecta sucesión, y terminó con un rejonazo que hizo rodar al toro. Dos orejas.

El caballero navarro pudo aumentar el número de trofeos frente al quinto, pero no acertó con la hoja de peral. Inició la faena con Napoleón, con el que sintió que el toro iba a ser complicado. Este hecho se confirmó en banderillas, primero con Cicuta, que tuvo que exponer de lo lindo, y luego con Habanero, que volvió a poner al público en pie con sus series de piruetas en la misma cara del astado. La faena incrementó su cálido tono con la labor de Pirata, que consintió mucho al cuatreño y permitió que su dueño se luciese con las cortas, con un par a dos a manos e incluso con una rosa de regalo. Pero en la suerte suprema, Hermoso dejó un rejonazo, algo trasero, y el toro tardó en doblar; los ánimos de los tendidos se enfriaron y, finalmente, el público guardó respetuoso silencio, silencio roto media hora después con la salida a hombros del maestro navarro.

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