El caballero navarro sobre ‘Churumay’ en Aután de la Grana.
Tenía que haber toreado en la plaza venezolana de Mérida, pero la feria se ha suspendido por la situación que atraviesa ese país.
Ganado: Dos novillos de San Isidro, primero y octavo, dos toros para rejones de San Pablo, segundo y quinto, malos, y cuatro toros de La Estancia, de buen juego.
Toreros: Fermín Espinosa “Armillita IV” (silencio y dos orejas), Pablo Hermoso de Mendoza (ovación en ambos), Eulalio López “El Zotoluco” (oreja en ambos) y Fernando Ochoa (silencio tras aviso y dos orejas).
Lugar y fecha: Plaza Antonio Balderas de Autlán de la Grana, estado de Jalisco (México). 2 de marzo.
Incidencias: Lleno de “no hay billetes”. El novillero Armillita IV y los matadores de toros El Zotoluco y Ochoa salieron a hombros.
Pablo Hermoso de Mendoza tenía que haber toreado el domingo pasado en la plaza venezolana de Mérida, pero el alcalde de esta localidad, Carlos García, decidió suspender la Feria del Sol “en vista de la situación de violencia creciente que atraviesa Venezuela y en especial la ciudad de Mérida, ante la ola de represión contra la población y los terribles enfrentamientos que han arrojado decenas de heridos, cientos de detenidos y oficialmente ocho muertos”, indicó en un comunicado.
Por ello, la empresa mexicana de Autlán de la Grana reaccionó a tiempo e incluyó al caballero navarro en un cartel con dos matadores de toros y un novillero. Y acertó, ya que la inclusión del estellés se tradujo en un lleno hasta la bandera. En lo que no acertaron fue en la elección del ganado, dos toros de San Pablo que ofrecieron en el ruedo un pésimo juego.
Bajo un gran ambiente, se encontró en primer lugar con un ejemplar de comportamiento variable y un tanto confuso, que quizá en otra plaza hubiese servido pero no en el pequeño ruedo de Autlán. Intentó pararlo con Churumay pero el toro galopaba sin fijeza y sin ningún sentido; además, sólo lo castigó con un rejón y el astado se quedó algo crudo. En banderillas, sobre Disparate, el rejoneador comprendió que era muy difícil templarlo por la velocidad que imprimía y por el reducido tamaño del ruedo. Pese a todo, el caballo castaño estuvo muy por encima del toro en cuatro banderillas. Ya en el tercio final, sobre Pirata, tras dejar tres cortas, el jinete terminó con un pinchazo, un rejonazo y un certero golpe de descabello.
El quinto, muy serio, fue un toro que nunca se empleó, ni de salida ni en los tercios posteriores. Se agarró al suelo, se emplazó y se dedicó a esperar la llegada de los caballos, para luego embestir con ventajas, intentando sorprender, y volverse a parar. Ante tal situación, Hermoso, en banderillas, tiró de oficio con Manolete, que logró arrancarle algún galope de costado, y con Habanero, que lo tuvo que hacer todo pero no logró aportar emoción con sus piruetas. El maestro navarro arriesgó mucho en cada embroque, en cada desplante, tanto que sufrió un fuerte pitonazo en un muslo. Al final no acertó a la hora de matar y se tuvo que conformar con otra ovación. Y así, de vacío, abandonó el coso de Autlán, el primero de su mini gira de carnaval.
Festejos taurinos Pamplona, S. XIX