El torero navarro ha sido declarado triunfador de la feria de Cali, galardón que nunca había obtenido un rejoneador.
El último día del pasado año Pablo Hermoso de Mendoza hizo historia en la plaza Cañaveralejo de la colombiana Cali al indultar al último toro del festejo, llamado Tabacoso, número 86, cárdeno de capa, de 494 kilos y marcado con el hierro de Ernesto González.
Una vez terminado el citado festejo, el bravo ejemplar fue curado por el personal veterinario en los propios corrales de la plaza, donde pasó la noche. Después, fue trasladado a la Hacienda Santa Teresa, sita en el municipio de Popayán, departamento del Cauca, donde pastará y vivirá padreando el resto de sus días, disfrutando, en definitiva, de ese perdón de vida que obtuvo en Cali.
Pues bien, ese mismo día, primero del actual año, Pablo Hermoso de Mendoza se desplazó hasta los corrales de plaza de toros para visitar personalmente a Tabacoso. Quiso agradecerle así, en silencio, cara a cara, toda la entrega que había mostrado durante su lidia. Fueron varios minutos de callada complicidad, en los que las miradas entre ambos se sucedieron, en un intercambio inexpresable de gratitud mutua.
Triunfador de Cali
Por otro lado, tras lograr este indulto, el caballero navarro ha sido declarado triunfador de la feria colombiana de Cali y a sus manos ha ido a parar el trofeo Señor de los Cristales, galardón que jamás había obtenido un rejoneador. No hay que olvidar que en sus dos intervenciones en la plaza de Cañaveralejo –las de mayor asistencia de público además- salió a hombros; en la primera logró tres orejas y en la segunda indultó el toro que cerró plaza, de Ernesto González.
Al indultar un toro, paseó dos orejas y un rabo simbólicos, máximos trofeos que sólo había conseguido en la plaza de Cali el matador de toros, ya fallecido, Curro Girón. Este diestro venezolano lo logró un 31 de diciembre de hace ya 46 años, lo que otorga todavía mayor importancia al triunfo obtenido por el caballero navarro.