El primer toro del caballero navarro fue uno de los peores que se recuerdan.
Ganado: Seis toros de Rancho Seco, segundo y quinto para rejones, desiguales de presentación y faltos de casta en general.
Toreros: Fermín Spínola (oreja en ambos), Pablo Hermoso de Mendoza (silencio tras aviso y oreja) y Sergio Flores (silencio tras aviso y ovación).
Lugar y fecha: Plaza El Relicario de Puebla (México). 14 de febrero.
Incidencias: Lleno de “no hay billetes”. Spínola salió a hombros.
Pablo Hermoso de Mendoza consiguió el viernes pasado rescatar una oreja en el coso El Relicario, que registró un lleno de “no hay billetes” para la ocasión, en una noche de contrastes dada la materia prima.
Según fuentes cercanas al rejoneador, su primer toro fue uno de los peores que se recuerdan, todo un compendio de mansedumbre, genio y malas ideas, dedicado a huir y a intentar hacer daño en cuanto sentía a su alcance a jinete y caballo. Ante tal alimaña, el navarro no tuvo otra alternativa que abreviar su labor a lomos de Churumay, Manolete y Pirata. Tuvo incluso que recurrir a un golpe descabello, lo que dio tiempo a que sonara un aviso. El público guardó respetuoso silencio.
El quinto, a diferencia del anterior, sí metió la cabeza y embistió. El torero estellés lo paró con Napoleón, que llevó al estado metido en su grupa. En banderillas, lo llevó muy templado con Disparate, que hizo vibrar con la espectacular hermosina. Después, subió la temperatura en los tendidos con Habanero, que se pegó un auténtico arrimón en momentos en los que toro se dedicaba ya a esperar; este bayo tuvo una gran actuación, de gran exposición, rematada con espectaculares piruetas. Hermoso remató la faena con Pirata, que se fue con alegría a la cara del toro en tres cortas consecutivas, dos pares a dos manos y un rejonazo de efectos rápidos, que permitió la concesión de un trofeo, paseado en triunfo por el escenario poblano.