El caballero navarro toreando en la plaza mexicana de Reynosa.
Toreó el sábado pasado en Chihuahua y al día siguiente en Reynosa, y en ambas plazas falló con el rajón letal.
Por segunda vez en lo que lleva de temporada mexicana, Pablo Hermoso de Mendoza sumó dos festejos en los que no cortó trofeos. ¿La causa? La misma: el reiterado fallo con el rejón letal.
El sábado pasado, el caballero navarro volvió a torear en el enorme estado de Chichuahua, en esta ocasión en la capital, en la plaza de toros La Esperanza, donde no le acompañó la suerte. Realizó dos buenas faenas ante un par de toros de Santa Bárbara, pero falló a la hora de matar y el premio se redujo a sendas ovaciones.
En esta plaza, que se llenó en tres cuartos de su aforo, alternó con los diestros Ernesto Tapia “Calita”, que no cortó trofeo alguno, y Antonio García “El Chihuahua”, que paseó en triunfo la única oreja concedida, lograda de un buen toro de Gómez Valle.
Y al día siguiente, domingo, se repitió la historia pero esta vez en la Monumental de Reynosa, en el estado de Tamaulipas, que se llenó en más de la mitad de su aforo. El jinete estellés se las vio con dos manejables toros de El Vergel, a los que les pudo desorejar de no haber tenido otra vez el punto de mira desviado en la suerte suprema. Por ello, no cortó oreja alguna y se tuvo que conformar con una ovación tras ser arrastrado el que abrió plaza y con las palmas del público cuando dobló el cuarto del festejo.
En Reynosa, alternó con los diestros Alberto Huerta, que sólo pudo lidiar uno, ya que fue cogido por su segundo, y con Juan Fernando (oreja, dos orejas en el que estoqueó por el percance de su compañero y ovación).
El percance que sufrió Huerta fue gravísimo. Fue espeluznantemente cogido por su segundo toro, quinto del festejo, al recibirlo a portagayola. El parte médico preliminar hablaba de que el diestro había sufrido una extensa cornada con una trayectoria de 40 centímetros que atravesaba la espalda.
Festejos taurinos Pamplona, S. XIX