HERMOSO DE MENDOZA CORTA UNA OREJA EN LA MONUMENTAL DE MÉXICO

El caballero navarro mereció la puerta grande en el embudo de Insurgentes.

El caballero navarro mereció la puerta grande en el embudo de Insurgentes.

El caballero navarro no abrió la puerta grande porque falló con el rejón de muerte frente al segundo de su lote

Ganado: Dos toros para rejones de Julio Delgado, primero y quinto, seis de Lebrija y uno de Javier Garfias, sexto bis, desiguales de presencia y juego, con un cuarto impropio de la categoría de la plaza.

Toreros: Pablo Hermoso de Mendoza (oreja con petición de la segunda y silencio), Fermín Spínola (oreja y silencio), Arturo Macías (ovación tras aviso y silencio) y Fermín Rivera (silencio en ambos).

Lugar y fecha: Plaza México (México D. F.). 23 de febrero.

Incidencias: Tres cuartos de plaza. Último festejo de la Temporada Grande.

Pablo Hermoso de Mendoza mereció el domingo pasado salir a hombros en la plaza México, la mayor del mundo, pero el fallo con el rejón letal frente a su segundo toro le privó de ese triunfo grande. Fue el borrón a un festejo que, por la presencia del navarro, registró una de las tres mejores entradas de la temporada en el embudo de Insurgentes, con más de treinta mil espectadores.

Al que abrió plaza, a pesar de su poca fuerza, el navarro le hizo una lidia muy mexicana, muy suave, muy despacio, y consiguió momentos de enorme plasticidad y toreo caro. Tras recibirlo con Churumay, en banderillas puso a todo el público de acuerdo. Primero con Chenel, que provocó continuos “olés”, con su toreo de costado, con sus cambios por los adentros y con la ejecución de la hermosina, que cautivo al público capitalino. Y después con Viriato, que llevó al máximo riesgo su toreo de cercanías en redondo ante una plaza entregada. Tomó el relevo Pirata, ya en el tercio final, y con este azteca el caballero navarro clavó tres cortas, dejando tomar aire al toro entre cada una, y dejó un rejonazo en el hoyo de la agujas, que hizo doblar al toro sin punilla. Los tendidos pidieron dos orejas pero la presidencia sólo concedió una.

El segundo toro de su lote, quinto del festejo, brindado a su hijo Guillermo, tuvo nobleza y embistió con codicia pero duró poco, sólo aguantó el primer tercio y la primera parte del de banderillas. Después se vino abajo y aquí se puso en macha la maestría del jinete para arrancarle una faena de gran técnica y calidad. Sobre Churumay, sólo lo castigó con un rejón, lo dejó crudo para que, en banderillas, Disparate se gustase porque el toro tenía buen son y obedecía a los toques, y Habanero brillase con sus piruetas en la misma cara del toro, como una ruleta, y pusiera todo lo que ya le faltaba al toro.  Ya con Pirata, en el último tercio, puso dos cortas en la puerta de chiqueros y un buen par a dos manos. La faena era merecedora de dos orejas pero el toro no ayudó nada en la suerte final y el torero acertó con la hoja de peral al segundo intento. Seguidamente, tres golpes de descabello obligaron a guardar respetuoso silencio al público, que seguía disfrutando del magnífico toreo a caballo que había presenciado.

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