Hermoso de Mendoza consiguió su décima puerta grande en Palencia.
Tuvo que matar tres toros por la lesión que sufrió la rejoneadora Noelia Mota.
Ganado: Seis toros de Castilblanco, correctos de presencia, escasos de fuerzas y de juego decepcionante en general.
Rejoneadores: Pablo Hermoso de Mendoza (oreja, dos orejas y silencio), Joao Moura (palmas y saludos) y Andrés Romero (saludos y herida).
Lugar y fecha: plaza de toros Campos Góticos de Palencia. 1 de septiembre.
Incidencias: Tres cuartos de plaza. El caballero navarro salió a hombros.
Pablo Hermoso de Mendoza logró el domingo pasado su décima puerta grande en Palencia, en una tarde en la que cortó tres orejas y tuvo que matar tres toros por cogida de la rejoneadora Noelia Mota.
Logró una oreja de su primero, un toro terciado y de escasas fuerzas, que, sin embargo, sirvió para el toreo de caballo. Tras pararlo con Napoleón, Van Gogh se pasó las astas por el pecho en dos ceñidas banderillas, emocionó en los embroques y dio paso a un Viriato, que encandiló con su toreo templado y ceñido. Cerró el trasteo con Pirata, caballo con el que puso tres cortas, dejando pausas y atacando despacio, y un rejonazo al segundo intento.
El caballero navarro se aseguró la puerta grande frente al cuarto, un toro con más presencia, que parecía que iba a dar juego pero que cambió a peor. Lo templó de salida sobre Churumay. Después, en banderillas, el galope templado de costado de Manolete y los cites con la cola de Dalí pusieron al público en pie. Ya en el tercio final, el estellés optó por Palomo, que provocó locura con sus elevadas en dos cortas de mucho aguante pues el toro echaba la cara por lo alto. Por este motivo, volvió a sacar al experimentado Pirata y sobre él puso un soberbio par a dos manos, al que siguieron adornos y desplantes, y un rejonazo en lo alto que acabó con Repostero II de manera inmediata y que posibilitó la concesión de las dos orejas.
Frente al que cerró plaza, el caballero navarro tuvo que pechar con el duro trámite de sustituir a un compañero herido, en esta ocasión a Noelia Mota. El toro la prendió en el suelo cuando había caído el caballo y le propinó una soberana paliza, que se saldó con varias contusiones y su traslado al hospital para una revisión a fondo. En medio de una tremenda bronca, porque parte del público no quería que Pablo matase un toro que, a juicio de ese respetable, tenía que ser devuelto, Hermoso afrontó la situación cumpliendo el reglamento y haciendo la lidia completa al toro, que tuvo poco que lidiar. No estuvo certero a la hora de matar y los tendidos terminaron guardando silencio, justo antes de que el torero a caballo saliese a hombros.
Festejos taurinos Pamplona, S. XIX