Hermoso de Mendoza hizo debutar a ‘Faisán’.
Se fue de vacío por el mal juego del ganado y por no estar certero con el rejón letal.
Ganado: Toros de Teófilo Gómez –segundo y quinto- y uno de De Santiago –quinto bis- para rejones, mansos deslucidos, y cuatro de Campo Hermoso, de variado comportamiento.
Toreros: Juan Bautista (silencio en ambos), Pablo Hermoso de Mendoza (silencio y silencio tras aviso) y Octavio García “El Payo” (oreja y dos orejas).
Lugar y fecha: plaza de toros La Petatera, en Ciudad de Álvarez, estado de Colima (México).10 de febrero.
Incidencias: Lleno de “no hay billetes”. El Payo salió a hombros.
Pablo Hermoso de Mendoza toreó el martes pasado en Ciudad de Álvaro, en la mítica La Petatera, una plaza de toros que está protegida por la Unesco y que cumple esta temporada su ciento cincuenta y ocho aniversario, para lo cual programó un cartel con toreros de tres nacionalidades, festejo que no satisfizo al público por el mal juego de los toros de las tres ganaderías que se lidiaron.
Por España, toreó el rejoneador, que cumplió su compromiso anual con un coso compuesto de palos de madera, petates de esparto y cuerdas. Su primero toro tuvo buen son de salida pero fue cambiando a peor. Pese a ello, Disparate consiguió los mejores pasajes del trasteo, con su toreo de costado y con la vibrante hermosina. En un embroque, el toro enganchó una pierna del navarro y estuvo a punto de derribarle. Después se produjo un hecho curioso. Ante un toro ya muy parado, con Dalí y dos piruetas muy ajustadas cerró el tercio de banderillas y, seguidamente, salió al ruedo y debutó un hijo de este alazán, llamado Faisán, que superó las dificultades del toro. Tres cortas, un pinchazo y un rejón letal prologaron el silencio del público.
El segundo del navarro, un manso huidizo, ilidiable, terminó siendo devuelto a los corrales y en su lugar salió un sobrero del hierro de De Santiago, manso y aquerenciado asimismo, pero que permitió algunas emotivas carrera al hilo de tablas, protagonizadas por Disparate y Duende. Después, con Pirata conectó con los tendidos. Se sucedieron las cortas, arrimones, desplantes y un par a dos manos en todo lo alto. Con el toro muy parado, el caballero navarro dejó un rejón entero, que hizo que el astado doblase; pero el puntillero no acertó y levantó al toro, lo que obligó al jinete a echar pie a tierra para descabellar. Sonó un aviso y los tendidos se vieron obligados, de nuevo, a guardar silencio.
Festejos taurinos Pamplona, S. XIX