GUILLERMO HERMOSO VUELVE A ABRIR LA PUERTA DEL PRÍNCIPE DE SEVILLA

Guillermo Hermoso de Mendoza sale por segunda vez consecutiva por la Puerta del Príncipe. Fotografía: Juan Carlos Muñoz.

El joven caballero estellés hizo lo mismo en la última Feria de San Miguel de la capital andaluza.

Ganado: Seis toros de San Pelayo, de buen juego, con transmisión en conjunto.

Rejoneadores: Pablo Hermoso de Mendoza (oreja y palmas), Lea Vicens (silencio y oreja) y Guillermo Hermoso de Mendoza (dos orejas y oreja).

Lugar y fecha: plaza de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla. 1 de mayo de 2022.

Incidencias: Tres cuartos de plaza. Quinto festejo de la Feria de Abril. Al finalizar el paseíllo, se guardó un minuto de silencio en memoria del banderillero Manolo Montoliú, en el trigésimo aniversario de su fallecimiento en esta plaza. El menor de los Hermoso de Mendoza salió por la Puerta del Príncipe.

Guillermo Hermoso de Mendoza lo volvió a hacer, abrió la Puerta del Príncipe por segunda vez consecutiva, tras una gran actuación saldada con tres orejas de un lote de San Pelayo. Pablo, su padre, cortó una y lo mismo hizo la francesa Lea Vicens.

La entrega de Guillermo Hermoso de Mendoza suplió la falta de transmisión final que tuvo el primero de su lote, Ignorado, un animal de San Pelayo con el que usó a Jíbaro para saludarlo. Ya se podía atisbar que era un toro al que le iba a faltar algo de emoción y ésta la puso el joven: batidas, banderillas de frente, toreo clásico y, en definitiva, un compendio de tauromaquia a caballo. En el tramo final de la faena lo puso todo Guillermo: rosas a lomos de Esencial -tragando mucho en un arrimón de escándalo-, el increíble -y rapidísimo- rejón de muerte, la forma con la que echó pie a tierra el joven torero a caballo y las dos orejas concedidas por el palco.

La oreja que le quedaba para abrir la Puerta del Príncipe la paseó Guillermo Hermoso del sexto de la tarde, un animal al que dejó momentos de mucha emoción, sobre todo por los vibrantes cites y lo templado de los momentos en los que clavó. Sublime fue el final -exceptuando una intentona de colocar un par a dos manos en el que clavó en otras banderillas, algo que subsanó colocándolas bien a la segunda-. Obra siempre a más de Guillermo Hermoso, que paseó un nuevo premio tras el rejón de muerte final.

Una oreja se llevó al esportón Pablo Hermoso de Mendoza del primero de la tarde, un animal de 595 kilos con el hierro de San Pelayo al que saludó con Alquimista y le colocó dos rejones de castigo. El toro tuvo transmisión y sí es cierto que le faltó algo de recorrido en la última parte de la lidia, pero tuvo muchas virtudes que le merecieron la ovación en el arrastre. Éstas las vio Pablo Hermoso desde el primer momento, y por ello usó a Berlín en el inicio de la faena, dejando momentos de alta doma y clavando en lo alto banderillas que llegaron con fuerza a La Maestranza. Otro momento emocionante fue la rápida -y clara- forma de clavar el rejón de muerte a lomos de Corsario, que además fue fulminante, lo que hizo que rodase y la plaza pidiese un trofeo concedido al veterano caballero navarro.

Pablo Hermoso se enfrentó a un cuarto llamado Caralimpia que no tuvo la misma transmisión que algunos de sus hermanos anteriores. Destacó en la primera parte de su obra a lomos de Malbec, sellando momentos de puro clasicismo, haciendo gala de la experiencia que lleva consigo; con Ilusión prosiguió su obra el torero de Estella, y remató con Justiciero la obra, colocando con él banderillas cortas. Con el rejón de muerte no tuvo suerte en la primera de las ocasiones, enterrándolo a la segunda. Palmas para el rejoneador navarro.

Dejó una obra de conexión Lea Vicens ante el segundo, otro toro que mantuvo la transmisión durante toda la lidia. En ésta, destacó a lomos de Diluvio en el inicio de la faena, con el que dejó tres banderillas de colocación pulcra y correcta, llegando al tendido maestrante por su clasicismo. Sacó uno de los caballos nuevos de esta temporada, Aladín, al que usó en la última parte de la obra, y con el que dejó momentos de conexión. No obstante, los fallos con el acero enfriaron mucho la labor, y ésta quedó en silencio.

Botinero se llamaba el quinto del festejo, con el que Lea Vicens se gustó montando a Bético, caballo que fue el epicentro de la faena. Se adornó en momentos de mucho gusto y conexión, dejando una obra siempre a más con ese caballo. En esta ocasión, la amazona dejó un rejón de muerte a la primera, lo que hizo que cayese el animal de forma efectiva y pasease un justo trofeo.

Crónica publicada en Cultoro.

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