El navarro cortó dos orejas del que cerró plaza tras una vibrante faena en una tarde en la que los aceros restaron muchos trofeos; Galán dio una vuelta al ruedo y Leonardo cortó una oreja. Fotografías: pablohermoso.net
Ganado: Seis toros de Benítez Cubero y Pallarés, quinto, bien presentados, serior, de noble juego, aunque venidos a menos; los mejores, segundo, tercero y quinto.
Rejoneadores: Sergio Galán (silencio y vuelta al ruedo), Leonardo Hernández (ovación y oreja) y Guillermo Hermoso de Mendoza (ovación y dos orejas).
Lugar y fecha: Plaza de toros de Cuatro Caminos, en Santander. 28 de julio de 2022.
Incidencias: Más de tres cuartos de plaza. Sexta de la Feria de Santiago. El caballero navarro salió a hombros.
Tras triunfar en Pamplona, Arévalo y Mejanes, Guillermo Hermoso de Mendoza abrió la puerta grande en la corrida de rejones de Santander y el acero se la ‘cerró’ a Leonardo con una noble corrida de Benítez-Cubero y Pallarés, que siempre se vino a menos. El jinete navarro paseó las dos orejas del sexto tras una faena de garra y destacó en el toreo templado y clásico en el tercero. El extremeño por su parte cuajó dos grandes actuaciones y solo el rejón impidió que su tarde se saldara con cuatro orejas. Una vuelta al ruedo dio Sergio Galán, que pechó con el peor lote; pese a ello, ofreció una tarde de seria madurez.
El sexto fue un toro a menos con el que parecía tarea difícil llegar al lucimiento pues apenas tuvo embroque. Lo solventó Guillermo Hermoso de Mendoza en una faena de mucha raza que siempre fue a más. No se amilanó el navarro, llegando mucho a la cara. Remató la actuación con banderillas cortas muy ligadas, antes de dejar un rejón de muerte muy efectivo que dio paso a la concesión de las dos orejas.
El tercero fue un toro noble, con calidad, aunque acusó los 640 kilos y se vino un poco a menos a lo largo de la faena. Muy templado estuvo Guillermo Hermoso de Mendoza en una faena llena de clasicismo y temple, en la que bordó la hermosina. A lomos de Extraño, también destacó el jinete navarro en varias banderillas de frente, batiendo al pitón contrario. Remató su actuación con un par a dos manos. Pero los tres pinchazos antes del rejón de muerte al cuarto intento redujo el premio de una o dos orejas a una ovación.