Tuvo que ponerlo todo él frente al peor lote de la tarde, un par de toros de San Pelayo. Fotografías: pablohermoso.net
Ganado: Seis toros de San Pelayo, bien presentados, noble el primero, apagado el segundo, soso y descastado el tercero, noble y aplomado el cuarto, noble y encastado el quinto y noble sin transmisión el sexto. Pesos: 528, 519, 515, 572, 575 y 528 kilos.
Rejoneadores: Sergio Galán (ovación en ambos), Diego Ventura (ovación y dos orejas) y Guillermo Hermoso de Mendoza (ovación tras petición y ovación).
Lugar y fecha: Plaza de toros de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla. 14 de abril de 2024
Incidencias: Casi lleno (unos 12.000 espectadores). Tarde soleada y calurosa. Corrida de rejones. Octava de abono, de la Feria de Abril.
Se presentaba Guillermo Hermoso de Mendoza en la Real Maestranza de Sevilla como el máximo triunfador del festejo de rejones en las tres ediciones anteriores. Tres puertas del Príncipe en cuatro actuaciones hacían de sus presentaciones unos auténticos acontecimientos, más todavía si consideramos que la cuarta de esas actuaciones, en la que no hubo salida a hombros, supuso su alternativa como rejoneador de toros.
Se puso un tanto cuesta arriba la tarde para el joven navarro, porque el toro con el que abrió su actuación pecó de sosería y escasa acometividad. Lo dejó patente desde la salida al ruedo, donde Guillermo lo esperó frente a chiqueros, a modo de porta gayola y el toro salió gazapón, sin fijeza y echando por tierra lo que podría haber sido un gran inicio de lidia. En el final, mató de un buen rejón, que no partió por entrar en los blandos, quedando como un metisaca, lo que debió ser el factor que incitó a la presidencia a no conceder una oreja que se pidió con fuerza.
Y lo que no empieza bien, tampoco suele acabar bien, porque el sexto tuvo algo más de movilidad, pero poca emotividad. Otra vez le tocó a Guillermo hacerlo todo, encelar a un toro de salida que no quería y que incluso daba la sensación de que no veía bien. Lo mejor una vez más llegaría en el último tercio con un elegante Esencial en rosas y en dos arriesgados pares a dos manos que levantaron la faena. Con el público mucho más entregado, Guillermo agarró el rejón de muerte y se fue a la puerta de chiqueros, justo al lado contrario de donde estaba el toro. Arrancó con un galope suave, de punta a punta de la plaza para llegar a la cara del toro, cuartear y dejar un rejonazo en lo alto que parecía sería más que suficiente.
Guillermo descabalgó y se desplantó con el toro, que hizo ademán de doblar… pero no fue así, se amorcilló y necesitó de un golpe de descabello. Volvió a haber petición de oreja, incluso más numerosa que en el anterior, pero también hubo negativa presidencia y Guillermo se quedó con otra ovación, pero con el reconocimiento a dos buenas faenas ante el peor lote de una muy floja corrida de San Pelayo, donde solo se salvan cuarto y sobre todo el mejor, el quinto de la tarde.