FRANCISCO MARCO: «EL DE MÉXICO FUE EL PEOR TORO DE MI CARRERA»

Francisco Marco, el pasado día 3 en la México, perfilado para estoquear a ‘Arbitrario’, el peor toro de su profesión.

Francisco Marco, el pasado día 3 en la México, perfilado para estoquear a ‘Arbitrario’, el peor toro de su profesión.

El matador de toros navarro rememora su actuación del pasado día 3 en la Monumental de México, la más aciaga de su trayectoria.

Marco llegó el pasado día 3 a la Monumental de México cargado de ilusión, pero careció de suerte y acabó recibiendo los tres avisos, algo que no le había sucedido en sus veinticinco años de trayectoria profesional, incluida su etapa de novillero.

-Tarde lluviosa, escaso público… ¿fueron malos presagios?

– No creo en los malos presagios pero esa noche el destino y la mala suerte se aliaron contra mí. Hacía frío, soplaba fuerte viento, llovía y además el festejo coincidió con un partido de fútbol importante del América, lo que provocó que acudiese muy poco público. Pese a todos estos factores, hice el paseíllo muy concentrado y cargado de ilusión. Llegaba preparado, había intervenido allí en cuatro tentaderos, pero…

-Tras confirmar la alternativa a Antonio Romero, salió el segundo, llamado Arbitrario, un cárdeno de 544 kilos, de De Guadiana, de procedencia Santa Coloma, el más pesado del encierro, un toro que nunca olvidará.

-Lo había visto en los corrales y era el que, por sus hechuras, menos me gustaba del encierro. Salió ya midiendo. Lo recibí con una larga cambiada por el pitón izquierdo y, al siguiente capotazo, por el derecho, me hizo un extraño; y en el tercero, por ese pitón, se me vino al pecho, El toro estaba ya muy orientado y por el pitón derecho sabía perfectamente dónde estaba yo e iba a por mí.

-En varas y banderillas, al parecer, empeoró su ya mala condición.

-Recibió dos puyazos. No quise que se le pegara más por temor a que acusase falta de fuerza en el último tercio. Luego me percaté de que tenía que haber recibido una tercera vara. Después, en el segundo tercio, los subalternos pasaron un calvario, el toro cortaba mucho el viaje y les costó mucho clavar las banderillas.

-Y en el último tercio, ¿se confirmó la pésima condición del regalito?

-Comencé toreando por bajo para quitarle fiereza. Pero, cuando tocaba por el lado derecho, no había manera, sólo podía tirar de piernas para quitármelo de encima. Fue muy difícil, muy complicado, medía mucho. Sólo había alguna pequeña posibilidad de torearlo por el izquierdo. Por ese pitón, lo intenté todo y más sabiendo dónde estaba. Le saqué algunos naturales y ayudados sueltos, pero ya sabía que el triunfo era imposible. No había nada que rascar.

-Y llegó la hora de la suerte suprema.

-Pasé un quinario. Para matar, el toro tiene que pasar por el derecho, por donde yo tengo la salida. Por ahí el toro era imposible. Lo intenté las primeras veces con honradez y luego opté por la habilidad. El toro venía a quitarme de en medio, a hacer presa. En uno de esos intentos, le metí la espada hasta la bola. Pero él no se enteró, se amorcilló aunque pegando arreones y no se echó. Yo sólo oí dos avisos. Me indicaron desde el callejón que lo dejase, que había sonado el tercer aviso. Y justo cuando me retiraba al callejón, se echó.

-¿Fue ‘Arbitrario’ el peor toro de su profesión?

-Sí, no me acuerdo de otro tan malo. Recordaré siempre esa tarde como una de las más difíciles de mi carrera.

-¿Era la primera vez que recibía los tres avisos reglamentarios?

-Sí, la primera. En toda mi profesión, unos veinticinco años en activo, fue la primera vez que me sucedía.

El gesto de Marco lo dice todo sobre lo mal que lo pasó el pasado día 3 en la Monumental de México.

El gesto de Marco lo dice todo sobre lo mal que lo pasó el pasado día 3 en la Monumental de México.

-¿Qué le rondó por la cabeza?

-Todo me molestaba. Quería estar solo. Fueron momentos difíciles. Los pitos hay que aceptarlos pero en ese momento estás muy caliente y duelen. Lo primero que pensé es que no era justo. Yo me había entregado y, en vez de conseguir una pequeña recompensa, salió todo al revés de lo que esperaba.

-Ese pésimo toro fue el segundo. Faltaban cuatro para que terminase el tormento. ¿Se le hizo el festejo más largo de su vida?

-Se hizo muy largo, sí. Entre el frío que hacía, que estaba empapado y lo que había sucedido, estaba deseando que acabara y que llegara el día siguiente, para poder analizar las cosas en frío. Me sentí muy mal, fatal. He estado varios días muy fastidiado anímicamente. Pero esto le ocurre a quien está dispuesto a apostar. Piensas en lo que te puede perjudicar. Pero ser constante en la vida te puede ayudar a olvidar ese mal trago.

-Después llegó la soledad, en un hotel mexicano, muy lejos de su tierra y de los suyos.

-Fue muy duro. Yo me vi cogido delante del toro un montón de veces. Pensaba que en la siguiente embestida no me iba a salvar. Pero fui a México porque consideré que era una buena oportunidad, con intención de ganar la apuesta… y la perdí. Pero, pese a todo, estoy orgulloso porque hice todo lo que pude. Los profesionales del toreo que vieron mi actuación me dieron la enhorabuena porque comprobaron mi disposición y porque tal trance pudo ser mucho peor.

-Le afectará para la próxima temporada.

-Posiblemente, sí. Todo lo bueno y lo malo tiene sus consecuencias. He luchado toda mi vida por mejorar, por superar los momentos difíciles. Puede que tenga sus consecuencias pero tampoco se acaba el mundo. Yo sé lo que pasó. Tenía la moral por las nubes pero… Hay seguir adelante. La constancia es lo principal para todo en la vida. Así que borrón y cuenta nueva.

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