FERIA DEL TORO 2011. BALANCE. OPINIÓN. TIEMPO DE CAMBIOS

El palco presidencial de Pamplona en la tarde del 13 de julio.

La sociedad vive en crisis, no sólo económica. Y la Feria del Toro, también. Es tiempo de tomar medidas para que no se vaya definitivamente abajo.

Y para ello son necesarios los cambios. Nuestra feria, otrora señera del toro bravo, está dejando de ser un punto de principal referencia en el calendario taurino anual y mundial. Resulta triste pero es cierto.

El primer cambio no es propio de la feria pero sí guarda relación con los toros. Casa de Misericordia, club taurino y demás entidades deben unirse para lograr que el ayuntamiento consienta que los festivales matinales sean con muerte de astados, como tradicionalmente han sido.

Respecto a la feria, son necesarios cambios diversos. Por un lado, sigue siendo necesario que el sillón presidencial lo dejen de ocupar ediles o, por lo menos, si lo ocupan, que se dejen asesorar, para que nuestra plaza siga siendo divertida pero también seria en lo meramente taurino. Quedar bien cediendo al clamor popular y concediendo orejas a tutiplén no hace sino restar prestigio a nuestra querida plaza.

Este año hemos asistido al cambio de los asesores artísticos. Y la verdad es que los tres –Gimeno, Moreno y Reta- han estado a la altura. Ahora bien, el citado puesto debe ser ocupado por personas con criterio taurino, por supuesto, y completamente independientes de la empresa. Esto se cumple en el primero de los citados pero no tanto en los otros dos. Reta es pastor del encierro y Moreno pertenece a una familia muy ligada a la Meca, desde hace muchos años. Insisto: han cumplido muy bien su misión pero deben ser personas independientes.

Más cambios. Visto lo visto en esta feria, parece más que necesario renovar el plantel de ganaderías. Algunas voces piden descansos para las clásicas. Sin embargo, más merecido lo tienen las consideradas comerciales –Victoriano, El Pilar y Núñez del Cuvillo, que no han dado la talla en un factor básico y determinante: la presentación de los toros, de sus respectivos encierros. En este sentido, el veedor de la Meca, Miguel Criado, ha fallado clamorosamente al seleccionar las corridas.

Resulta asimismo necesario, cambiar el plantel de toreros. En este sentido, la empresa debe apostar por la calidad y no por la cantidad. Si Bilbao lo ha conseguido (no hay más que mirar sus carteles), Pamplona, ¿por qué no? Ya está bien de contratar toreros vulgares, de puro relleno. Hace falta que a la capital navarra vengan a torear todas las principales figuras, como siempre sucedía. Y esto se consigue con trabajo continuado y esfuerzo económico.

Desde los últimos años, se han podido comprar entradas en taquilla la mañana anterior al festejo, algo que antes era poco menos que milagroso. Y lo más preocupante, el cemento ha comenzado a aparecer en las partes altas de andanada. Dos claros síntomas de la crisis a que me refería.

Para enfrentarse a ella, hace falta imaginación y, por ello, tampoco estaría mal que la comisión taurina se renovase, se rejuveneciese y se enriqueciese así con nuevas, frescas y modernas ideas.

Todos estos cambios se antojan necesarios para sacar la nave de la feria a flote. De lo contrario…

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