Pepe Goñi, con una escultura, en el centro de la imagen, rodeado por sus amigos del Picasso en la plaza de tientas de Macua, en Larraga. Era junio de 2009.
En 2009, en la finca de Macua, cuando iba a cumplir 75 años, recibió un emotivo homenaje de su amigos de la tertulia del Picasso y se cortó la coleta definitivamente, tras pegar uno muletazos a una becerra.
Pepe Goñi Arriola ‘Pinares’, novillero pamplonés en los años 50 y miembro de ese grupo de aspirantes a toreros que formó la Comanchada, ha fallecido hoy en su ciudad natal después de soportar una larga enfermedad. La conducción del cadáver se llevará a cabo mañana, a las 11,15 horas desde el tanatorio San Alberto. El funeral se celebrará asimismo mañana, a las 19,30 horas, en la iglesia parroquial Santa María de Ermitagaña, en Pamplona. Descanse en paz.
Goñi nació en la calle San Lorenzo de Pamplona el 18 de julio de 1934, aunque cuando tenía dos años su familia se trasladó a Burlada, donde se instaló definitivamente. Entonces, el censo de esa población cercana a la capital navarra no superaba los mil habitantes. Cuando todavía era muy joven comenzó a trabajar en Pamplona, en Frenos Urra. Compaginaba el trabajo con su afición taurina. Tenía 17 años cuando se formó la cuadrilla taurina de San Agustín, a la que siempre estuvo unido.
Pepe Goñi, con la escultura que recibió en el homenaje de 2009.
En aquella época, comenzó a tomarse en serio lo de ser torero y a pensar en marcharse a Salamanca, tierra de gran actividad torera y ganadera. Consiguió convencer a su padre y viajó a la capital del Tormes. Fue en el otoño de 1953. En Salamanca, se instaló en una pensión, consiguió trabajo en un taller de reparación de vehículos y conoció a Victoriano Posada, figura de la novillería entonces. De su mano, visitó numerosas ganaderías donde se celebraban tentaderos, toreó, recibió consejos y corrigió defectos. “Pepe se convirtió en el primer hijo pródigo de la Comanchada y fue un punto de referencia importante para el resto de sus compañeros”, asegura Fermintxo (Emilio García San Miguel) en su obra ‘Historia de la Comanchada’.
En Pamplona, hizo su primer paseíllo el 29 de junio de 1953, en el festival de los chóferes. Se iba a enfrentar al cuarto y último novillo del festejo, de Jesús Díaz y Díaz. Pero una tormenta sólo permitió la lidia de tres astados, por lo que Goñi no pudo torear, quedó inédito.
Sí lo hizo al año siguiente, el 27 de junio de 1954, de nuevo en el festival del Montepío de San Cristóbal y de nuevo frente a novillos de Jesús Díaz y Díaz, de Funes. Después, intervino en dos festivales en fiestas de Burlada, en los que estoqueó novillos de César Moreno, y toreó en la plaza de Sangüesa, donde mató una vaca.
Poco después, abandonó la idea de hacerse profesional, contrajo matrimonio y tuvo dos hijos. Mucho tiempo después, en 2009, cuando estaba a punto de cumplir los 75 años, y con ese buen carácter que siempre mantuvo, decidió cortarse la coleta. Fue en la fiesta campera del Club Taurino de Pamplona, que se celebró en Larraga, en la finca de Jesús Macua. En su plaza de tientas, le pegó unos muletazos a una becerra. Pero lo mejor estaba por llegar. Una bonita sorpresa le esperaba. En ese ruedo, sus amigos de la tertulia del Picasso le rindieron un pequeño pero muy emotivo homenaje; le entregaron una escultura taurina que recogió completamente tan agradecido como emocionado.
Tal episodio lo podrá comentar ahora con su amigo Romerito, otro miembro de la Comanchada que nos dejó hace mes y medio. Pero desde aquí, te aseguro que ya duele perderte.
Texto basado en el libro “Historia de la Comanchada”, de Fermintxo.
Festejos taurinos Pamplona, S. XIX