FALLECE MANOLO SEGURA, EL DECANO DE LOS TOREROS MALAGUEÑOS

Manolo Segura fue siempre muy estimado en su Málaga natal.

En Pamplona toreó una tarde, frente a un encierro de Miura con el que no tuvo ninguna suerte

El matador de toros malagueño, Manolo Segura, falleció en la madrugada del sábado 17 de junio, sobre las 23.45 horas, en Mallorca, donde residía con su hija.

Manolo Segura nació en Málaga, el 1 de marzo de 1934. Desde muy pequeño sitió una gran afición a la Fiesta Nacional. De origen humilde, pronto se lanzó a buscar la gloria en el toreo. Cuajó como novillero en los comienzos de los años 50 del pasado siglo, llegando a torear  más de 100 novilladas y llegó a salir a hombros en su presentación en las Ventas de Madrid.

Tomó la alternativa en Málaga, el 6 de julio de 1958, en la corrida benéfica de la Diputación Provincial de Málaga,  de manos de Julio Aparicio y Chicuelo hijo como testigo, así como el rejoneador Pérez de Mendoza con toros de Juan Pedro Domecq. Manolo Segura cortó orejas, rabo y pata.

Confirmó alternativa el 27 de septiembre de 1959 de manos de Antonio Bienvenida y Manolo Vázquez de testigo. Protagonizó tardes de gloria en la Malagueta, donde era el torero más querido y admirado y salió por su puerta grande alrededor de 50 ocasiones.

Obtuvo grandes triunfos en Barcelona, Zaragoza, Pamplona o Algeciras y mató varias corridas legendarias del hierro de Miura o Pablo Romero y compartió cartel con los más grandes de su época: Luis Miguel Dominguín, Antonio Bienvenida, Antonio Ordoñez, César Girón, Fermín Murillo, Rafael Ortega, Jaime Ostos, Chamaco o Victoriano Valencia.

Manolo Segura llevó con gran dignidad el nombre de Málaga por todas las plazas del orbe taurino, y era el decano de los toreros malagueños. Descanse en paz.

Manolo Segura en una de sus actuaciones vestido de luces.

En Pamplona

En la capital de Navarra sólo toreó una tarde, en la que no le acompañó la suerte. Hizo el paseíllo el 10 de julio de 1960, con Luis Segura y Francisco Antón “Pacorro”, que fueron pitados en sus respectivos toros. Presidió el teniente de alcalde Ruperto Unzué. Lleno. Se lidiaron seis toros de Eduardo Miura, elogiables de peso, trapío y pitones pero que, con sus características dureza y sentido, mandaron en el ruedo; al primero se le dio la vuelta al ruedo; el sexto, un buey peligroso, pesó 675 kilos. Salió con gran voluntad. De hecho, recibió a sus dos enemigos con dos largas cambiadas de rodillas. Pero, después, no pudo con los toros, que fueron los que mandaron. Al tercero lo mató de cinco pinchazos y dos descabellos; recibió un aviso de la presidencia y pitos del público. Terminó con el sexto de dos pinchazos y una estocada; recibió otro aviso y bronca.

This entry was posted in Actualidad and tagged , , , , , , , . Bookmark the permalink.

Deja un comentario