Ana Romero en una entrega de premios taurinos.
En Navarra y en este siglo, lidió dos novilladas picadas, ambas en la plaza de Peralta.
La prestigiosa ganadera Ana Romero Reguera de Carrasco ha muerto esta madrugada a los 88 años de edad en su domicilio de El Puerto de Santa María. Según fuentes cercanas a la familia, la fundadora del emblemático hierro de los Santa Colomas, vía Alipio Pérez Tabernero y Joaquín Buendía, falleció de manera repentina. Su hijo Lucas Carrasco Romero llevaba desde hace varios años las riendas de la divisa.
En 1958, Ana Romero Reguera de Carrasco decide crear una ganadería y, para ello, realiza una compra de ganado a Antonio Pérez López de Tejada. No conforme con el resultado de estos animales, terminó por deshacerse de estos lotes y adquirir vacas procedentes de las ganaderías de Alipio Pérez-Tabernero, las cuales cubrió con sementales santacolomeños del hierro de Joaquín Buendía, según informó El Mundo.
De esta manera, se conformó la línea actual que conservan los herederos de Ana Romero, concretamente su hijo Lucas Carrasco Romero. Sin embargo, proviene de la ganadería de José Antonio Adalid, conformada por reses de origen Vistahermosa y Barbero de Utrera. Aquellos toros pasaron, en 1902, a manos de Francisco Taviel de Andrade y desde ahí a manos de Gregorio Campos, pasando por sucesivas compras hasta llegar a 1950, cuando son adquiridas por Arturo Pérez Fernández. Fue este ganadero quien, tres años después, en 1953, decidió repartir las reses en cinco lotes, uno para cada uno de sus hijos; el cual terminó por comprar Ana Romero al inicio de su andadura ganadera.
En los últimos años han refrescado la ganadería con dos toros de Rehuelga. El gran juego de esta ganadería en la plaza ha estado en parte eclipsada por la trágica cogida del toro Marqués a Juan José Padilla en octubre de 2011 en la plaza de Zaragoza. El diestro jerezano, gran amigo de la casa, decidió volver a torear unos meses después para estoquear dos hermanos de camada del toro que le había corneado.
Dos tardes en Navarra
En lo que llevamos de siglo XXI, Ana Romero ha lidiado dos tardes, dos novilladas picadas en Navarra, ambas en la plaza de Peralta. En 2017, acaparó los premios ganaderos de esta feria navarra: al mejor novillo y la mejor novillada. Fueron seis utreros bien presentados, nobles y encastados en conjunto, con tres –primero, cuarto y sexto- ovacionados en el arrastre y uno, el tercero, Marinerito, número 64, premiado con la vuelta al ruedo y ganador del trofeo al mejor utrero del ciclo. A este bravo utrero le cortó las dos orejas Miguel Ángel Pacheco y redondeó la tarde paseando en triunfo otro trofeo del que cerró plaza.
Dos años después, en 2019, este hierro no consiguió premios, pero convenció a los aficionados. Los utreros, correctos de presentación, no se emplearon en el peto, pero resultaron aptos en la muleta; dos de ellos fueron ovacionados en el arrastre. David Garzón le cortó una oreja al cuarto y Carlos Olsina, otra al sexto y último.
Festejos taurinos Pamplona, S. XIX