Manolo Cortés.
El sevillano es el decimoquinto matador de toros que más corridas de toros ha sumado en Pamplona, un total de veintidós.
El matador de toros Manolo Cortés falleció ayer en Sevilla a los 68 años de edad, víctima de una dura enfermedad que padecía en los últimos años. Nacido en el sevillano pueblo de Ginés el 11 de junio de 1948, Manuel Cortés de los Santos fue precoz en su vocación taurina. Después de un notorio rodaje en festejos económicos debutó con picadores el 10 de septiembre de 1966 en Cortegana (Huelva) y, sin presentarse como novillero en Las Ventas, recibió el doctorado en Valencia el 14 de marzo de 1968 de manos de Antonio Ordóñez, que le cedió el toro Reventador, de Urquijo, en presencia de Diego Puerta.
Lo confirmó en Madrid el 14 de mayo siguiente con el propio Ordóñez como maestro de ceremonias y Miguelín como testigo. También se lidiaron toros murubeños de Urquijo. No fue torero de números ni estadísticas, sino de sentimiento y pellizco; por eso no merece la pena extenderse en datos. Su biografía dice que diez días después de la confirmación salió en hombros de Las Ventas tras cortar tres orejas a un lote de Antonio Pérez y que en la Maestranza hizo lo propio con un lote de Samuel Flores en la Feria de Abril de 1971.
Ese fue uno de los logros de Manolo Cortés, ser torero predilecto, consentido, de las dos plazas más trascendentes del panorama taurino. Ambos feudos vibraban con su manera de interpretar el toreo y paladeaban una media, un ayudado o una trincherilla, aunque las desperdigara de modo intermitente. Incluido bajo el sello de torero artista, tuvo la virtud de hacer frente y de imponer su tauromaquia a ganaderías de las denominadas ‘duras’, como la de Miura, que lidió con cierta asiduidad, o las del verano madrileño, donde la Casa Chopera siempre le abría un hueco que el de Ginés aprovechaba para derramar, aunque fuera en pequeñas dosis, su toreo caro.
Fue además un torero muy castigado por los toros durante toda su trayectoria. Ya de novillero un utrero de Conde de la Maza le rompió la vena safena en Castellón y de matador, su rosario de percances lo cerró en Las Ventas un toro de Alonso Moreno a mediados de los años 90, la tarde de la confirmación de alternativa de Marcos Sánchez Mejías.
Una vez apartado de los ruedos se mantuvo ligado a la profesión como apoderado de distintos matadores de toros a los que asesoró artísticamente, como, entre otros, Manuel Escribano y Pepe Moral.
Varios triunfos en Navarra
En la Comunidad Foral, la plaza donde más toreó fue la de Pamplona. A partir de 1968, año de su debut, sumó 22 actuaciones, en las que estoqueó 45 toros y cortó ocho orejas. Esas 22 tardes le convierten en el decimoquinto matador de toros que más tardes ha sumado en la capital navarra. Estuvo presente en 14 ferias pero sólo consiguió un triunfo de puerta grande. Y, curiosamente, no pudo salir a hombros porque se encontraba en la enfermería.
Fue el 7 de julio de 1970. Toreó con Miguelín, que estoqueó tres y fue abroncado, y con José Fuentes, que paseó una oreja del quinto. Se lidiaron toros de Pablo Romero, soberbios de presentación pero faltos de fuerza y escasos de todo lo demás; el quinto de la tarde fue un sobrero de Conde de la Maza.
Toreó estupendamente de capa al tercero. Con la muleta, citando de lejos, ligó unos redondos lentos y extraordinarios; fue empitonado y, visiblemente herido, continuó la faena con gran valor, ciñéndose aún más; mató de una estocada trasera y cinco descabellos; le llevaron las dos orejas del toro a la enfermería, donde le apreciaron dos cornadas, heridas que le impidieron torear el 9 y el 12 de julio, días para los que estaba contratado.
En el resto de Navarra, toreó en Corella (1966 y 1969), Tafalla (1972 y 1978), Cintruénigo (1974, donde triunfó tras cortar las dos orejas y el rabo de un toro de Abdón Alonso) y Estella (1975, donde triunfó asimismo después de conseguir los máximos trofeos de un toro de Conde de Ruiseñada.
Festejos taurinos Pamplona, S. XIX