El matador de toros y también ganadero Gabino Aguilar.
En Navarra toreó una tarde; fue en Corella, en 1964; cortó una oreja en un festival en el que alternó con Julián Marín, un arrollador Paco Camino y Rafael Chacarte.
El matador de toros mexicano Gabino Aguilar falleció el viernes pasado, 19 de marzo, en Querétaro, como consecuencia de un cáncer de páncreas. Nacido el 2 de noviembre de 1939 en Tlaxcala, se presentó en la Plaza México el 8 de junio de 1962, alternando con Juan Anguiano y Joel Téllez ‘El Silverio’, quienes estoquearon una novillada de Zacatepec.
Su etapa como novillero la continuó en España, circunstancia que le sirvió para debutar en Las Ventas el 7 de julio de 1963, alternando con Amadeo dos Anjos y Agapito García ‘Serranito’, con novillos de José Ramos Matías y Rodríguez Pacheco. En España mantuvo una rivalidad con su compatriota Abel Flores ‘El Papelero’.
En la temporada de 1963 sumó veinticinco novilladas, cuatro de ellas en Madrid y dos en Sevilla, donde abrió la Puerta del Príncipe tras cortar tres orejas.
Después de torear siete novilladas en 1964, tomó la alternativa el 23 de junio de 1964 en la corrida de la Beneficencia de Madrid, de manos de Andrés Hernando y como testigo Manuel Benítez ‘El Cordobés’. El toro de la ceremonia se llamó Buena Suerte, de la ganadería de Atanasio Fernández.
En la Plaza México confirmó su alternativa el 17 de enero de 1965, con Alfredo Leal y Santiago Martín ‘El Viti’, de testigo, con toros de Torrecilla. Desde 1984 era propietario de la ganadería queretana de El Batán. Descanse en paz.
Buena imagen en Navarra
Gabino Aguilar sólo sumó una tarde en Navarra. Fue en la plaza de Corella, en un festival celebrado a finales de septiembre, en el que alternó con Julián Marín, que saludó desde el tercio, Paco Camino, que fue el triunfador de la tarde, pues cortó los máximos trofeos en los dos que lidió (cuatro orejas y dos rabos), y Rafael Chacarte, que paseó en triunfo una oreja.
Bajo una plaza completamente llena, se lidiaron cinco novillos de Carmen Fraile, que fueron bravos, pero blandearon de manos. El diestro mexicano lanceó bien con la capa al cuarto del festejo y después realizó una buena faena de muleta. Mató de una estocada y se le concedió una oreja.
Festejos taurinos Pamplona, S. XIX