Quien se anunció en las plazas de Cintruénigo, Sangüesa y Lodosa, ha muerto a consecuencia de un accidente vascular cerebral fulminante.
En la tarde de ayer falleció en Cumbres Mayores, en Huelva, el ganadero Francisco Domínguez Camacho tras sufrir un accidente vascular cerebral fulminante. Francisco era el propietario, junto a su hermano Antonio, de la ganadería Hermanos Domínguez Camacho.
Los hermanos Domínguez Camacho adquirieron en 1984 ganado a José Murube Escobar, padre del actual José Murube Ricart. En 1987 aumentaron aquella primera adquisición con un lote de vacas del propio Murube, pero a finales de los años 90 eliminaron todo y apostaron por Domecq, vía Marqués y Martelilla. Cuando se realizó ese cambio, David Domínguez Chacón, hijo de Francisco, se situó al frente de la vacada.
Además del ganado bravo, Francisco Domínguez Camacho fue un importante industrial de ganado porcino, comercializando bajo la marca La Valla. También fue consejero y patrono de la Fundación Caja Rural del Sur. Descanse en paz.
Presente en Navarra
Francisco Domínguez Camacho lidió toros durante este siglo en dos plazas navarras. La última que se anunció fue en 2018, en Cintruénigo, en la corrida conmemorativa de los cincuenta años de esta plaza. En esa ocasión, sus toros, muy bien presentados, fueron blandos y nobles en general; el mejor fue el repetidor sexto, que derrochó nobleza y que fue premiado con la vuelta al ruedo. Cayó en manos de Javier Marín, quien le cortó las dos orejas. Este matador de toros cirbonero ya había conseguido otra de su primero. Para entonces, David Mora ya había cortado, del que abrió plaza. Completó la terna Luis David Adame, que paseó en triunfo una oreja de cada uno de su lote.
Muchos años antes, en 2004, el nombre de Domínguez Camacho apareció por partida doble en los carteles feriales de Sangüesa. El 12 de septiembre se lidiaron seis toros de este hierro, bien presentados pero justos de fuerza y carentes de casta. Aquella tarde, Serafín Marín cortó una oreja y sus compañeros de tarde –Sergio Martínez y Jesuli Torrecera- se fueron de vacío.
Cinco días después, el coso sangüesino fue el escenario de una novillada picada de este hierro. Fueron seis utreros bien presentados, nobles pero mansos, descastados y deslucidos, salvo el quinto, que repitió y tuvo algo de transmisión. Los tres novilleros se fueron de vacío.
El año anterior, 2003, Domínguez Camacho se había presentado en Sangüesa. Lo hizo con una corrida de toros bien presentada, noble, pero justa de fuerza, que permitió que El Cid cortase una oreja del que abrió plaza, que Sebastián Castella, las dos del segundo, y que Sergio Martínez lograse las dos del sexto y último.
Por último, la plaza de Lodosa fue testigo mudo en 1999 del último encierro del siglo XX lidiado por Domínguez Camacho en tierras navarras. Fue para un festejo de rejones, que permitió el triunfo grande de Pablo Hermoso de Mendoza y de Andy Cartagena.