FALLECE CARMEN PÉREZ DE LA FUENTE, PROPIETARIA DE LA GANADERÍA ATENCO

Toros de Atenco en El Toreo.

Se dice que esta vacada de bravo, la más antigua del mundo, fue fundada con doce pares de toros y vacas de Navarra.

Jaime Infante, administrador de Atenco, fue el encargado de informar sobre el fallecimiento, el pasado 13 de enero, de Maria del Carmen Pérez de la Fuente Muñoz, a la edad de 83 años,  en Madrid, donde permanecerán sus restos. Nacida en Toluca, Estado de México, Carmen contaba también con la nacionalidad española por herencia directa de sus padres.
Pérez de la Fuente era la actual propietaria junto con los sucesores de su hermano, José Antonio Pérez de la Fuente, de esta casa ganadera, la más antigua de la cabaña brava del mundo. Carmen y José Antonio heredaron el hierro y lo que se conserva aún de la Hacienda de Atenco de su padre, Juan Pérez de la Fuente, quien la había comprado a los hermanos Barbabosa.
A Carmen Pérez de la Fuente le sobreviven su esposo, Fernando Muñoz y sus tres hijos, María Adela, Fernando y Maica Muñoz Pérez de la Fuente.
Al día siguiente del deceso se ofició una misa en su memoria en la Iglesia de Nuestra Señora del Buen Consejo. Descanse en paz.
La ganadería
La hacienda de Atenco, enclavada en el Valle de Toluca, es la más antigua ganadería de toros bravos que aún en pie. Su origen data de la conquista de México. El mismo Hernán Cortés dio como repartimiento a su primo, el licenciado Juan Gutiérrez Altamirano, el pueblo de Calimaya y otras estancias. Con estas propiedades formó la hacienda. Se dice que por intervención del virrey Luis de Velasco se trajeron doce pares de toros y vacas de la región de Navarra, norte de España, de lo cual existe una polémica basada en hechos históricos comprobables que cuestionan la realidad de este acto, sin embargo, no hay duda de que los primeros en traer ganado a la Nueva España fueron los conquistadores, en concreto, Cortés quien originalmente llevó ganado menor a las Antillas y de ahí entró por Veracruz.
Así, Atenco con reses criollas, vivió sus primeros siglos en manos de los condes de Calimaya, quienes la vendieron a Rafael Barbabosa Arzate en 1878 y se convirtió en una de las casas madres de la ganadería brava mexicana. Rafael la posee y ve por ella hasta su fallecimiento el 21 de marzo de 1887, cuando la deja en manos de su viuda y de sus hijos. Aurelio, Herlinda, Antonio, Concepción, Juan de Dios, Rafael y Manuel.  El 25 de abril de 1897 lidiaron en La Habana dos toros que mató Juan Jiménez “El Ecijano”, siendo éstos los primeros mexicanos en ser toreados en el extranjero.
En 1910 trajeron de la afamada ganadería de Pablo Romero 4 vacas y 2 sementales, por lo cual se pensó que de ahí tomaba los colores de su divisa, cuando en realidad provienen de la Virgen de la capilla de la hacienda: Nuestra Señora de la Concepción de Atenco, vestida de celeste y blanco, colores que luce desde antes de esta importación de simiente, como lo muestran antiguos carteles.
En 1925 adquirieron toros de la ganadería hermana de San Diego de los Padres. En 1949 se disuelve la sociedad de los hermanos Barbabosa y queda en manos de Manuel, quien vio por ella hasta su muerte en 1958, cuando la legó a sus hijos Luis Ignacio y Gabriel, quienes a su vez deciden enajenarla en 1968 a Juan Pérez de la Fuente. Este, que en 1977 agregó dos sementales zacatecanos de José Julián Llaguno, se hizo cargo de la ganadería hasta el día de su muerte el 5 de marzo de 1988 y la legó a José Antonio y María del Carmen Pérez de la Fuente

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