El último matador de toros que ha dado Navarra disertó sobre sus diferentes etapas, con momentos duros y también de felicidad plena, como el de la alternativa en Sangüesa.
El matador de toros Francisco Expósito fue ayer el protagonista de la penúltima de las charlas que ha organizado el Club Taurino de Pamplona para conmemorar su septuagésimo quinto aniversario. En un salón completamente lleno –la mejor entrada de todas en palabras del presidente de la entidad taurina, José María Sevilla- el diestro pamplonés fue desgranando las diferentes etapas de su trayectoria torera, que culminó el 12 de septiembre del año pasado en Sangüesa con la toma de la alternativa, de manos de Eugenio de Mora. Se convirtió así en el décimo séptimo torero navarro de alternativa, décimo cuarto de los de a pie y cuarto nacido en la capital navarra.
Desde el primer novillo que mató –Santander, año 2000- hasta su última novillada picada –Peralta, año2022-, pasando por su etapa sin caballos, en la que llegó a torear en la Maestranza de Sevilla (15 de julio de 2004), y con picadores, en una larga travesía que supo aguantar, y por la tarde de su feliz doctorado.
Expósito fue el triunfo de la fe. Nunca dejó de entrenar, de torear de salón y de tentar en diversas ganaderías, pero sobre todo en dos. “Quiero aprovechar este momento para dar las gracias a dos grandes ganaderos, José Antonio Baigorri y Carlos Lumbreras, que todos los años confiaban en mí y me apartaban un par de vacas. Asimismo, quiero agradecer la valentía de Javier Munárriz, empresario de la plaza de Peralta, al contratarme para la pasada feria, al contratar a un novillero de 42 años de edad. Esa novillada fue clave para poder estar bien en el día de mi alternativa.
Jamás olvidará ese 12 de septiembre de 2022 en Sangüesa. Ante la presencia de Oliva Soto, Eugenio de Mora le cedió la muerte del toro Testarudo –“qué acertado nombre”, dijo-, negro, número 19, nacido en noviembre de 2017 y marcado con el hierro de Herederos de Antonio Ordoñez. “Le corté una oreja, pero sobre todo disfruté toreándolo. Había cumplido así un sueño. Y por ello debo agradecérselo también a Pepe Amilburu, empresario del coso sangüesino, por confiar en mí y darme esa grandísima oportunidad. Ojalá vuelva a torear este año en Sangüesa”, concluyó Expósito.
Terminada su charla, el espada pamplonés fue agasajado por el Club Taurino de Pamplona con un pañuelo rojo de la entidad, conmemorativo de esos 75 años de existencia, y con una imagen en plata de San Fermín, santo que le echará un capote para torear, y debutar así, en la próxima Feria del Toro de la capital navarra.