ESTE FIN DE SEMANA SE CELEBRAN EN CAVE CREEK (ARIZONA) ENCIERROS AL «ESTILO DE PAMPLONA»

Encierro en Mesquite (Nevada) en 1998, con toros similares a los que correrán en Arizona.

En un recorrido de 400 metros, se corre ante veinte toros de rodeo americano y hay que pagar entre 20 y 26 euros por participar en cada carrera.

¿Por qué correr con los toros en España cuando usted puede correr en América? Así indica la publicidad de los encierros que se celebran este sábado y domingo en la ciudad de Cave Creek, en el estado de Arizona, al norte de Phoenix. «La emoción de toda una vida» y «mejor que las drogas», afirma la organización. Evidentemente tan sugestivo placer se paga. Según publica Gabriel Asenjo en Diario de Navarra, la oferta de emociones consiste en cuatro encierros el sábado y tres el domingo (uno de ellos benéfico) a lo largo de 400 metros con 20 toros de rodeo americano.

Si uno compra el ticket de entrada por anticipado debe pagar 26,50 dólares (19,40 euros) por una carrera. Los precios suben si las entradas se compran en el día: 35 dólares (25,7 euros) por carrera. Eso sí, todos los corredores tienen derecho a una camiseta con una frase: «Yo corro con los toros». Pero si uno no está en forma para esprintar sobre tierra, los espectadores adultos pagan 20 dólares. Y hay más. El viernes, como aperitivo, fiestón previo con conciertos, comida y bebida.

Para correr, además de pagar, los participantes deben firmar hasta siete folios eximiendo de toda responsabilidad a la organización en caso de accidente. Por algo titulaba hace una semana la edición digital del New York Times: «El encierro es arriesgado, pero la responsabilidad es baja».

Por aquello de los altos precios de los seguros, disparados tras el 11-S, el promotor, Phil Immordino, que ya suma la experiencia de organizar tres encierros de toros en Nevada y Arizona, se tomó un descanso de nueve años a la espera de que las compañías ofrecieran pólizas más razonables por organizar un encierro.

Phil Immordino, el organizador de estos peculiares encierros.

A Phil Immordino, que también es organizador de torneos de golf, no le ha quedado más remedio que contratar una póliza de unos 11.600 euros que cubre daños por aproximadamente 725.000 euros o un millón de dólares. Otro seguro tiene el propietario de los toros y otro el propietario del terreno donde se corre el encierro. De esta forma las autoridades de la ciudad, que le retiraron el permiso para organizar el encierro en terreno municipal para evitar posibles demandas, han accedido a celebrarlo en una finca privada basándose en el criterio de que la privacidad no pertenece al ámbito de lo público y que cada uno, en su casa, hace lo que le da la gana. Así que a Immordino no le ha quedado más remedio que trasladarse a una propiedad privada para poder llevar a cabo su ilusión.

Ni alcohol ni embarazadas

En cualquier caso, en previsión de percances y reclamaciones, entre otros requisitos, el organizador exige para correr ser mayor de 18 años, tener un seguro médico propio, certificado de no haber tenido ningún problema por consumo drogas ni alcohol, ni padecer epilepsia ni tensión arterial alta ni estar embarazada. Requisitos que, acaso, modificarían el perfil de corredor de fin de semana en Pamplona. Por otra parte, el participante renuncia a cualquier demanda en caso de percance, incluida la muerte. En los folletos de promoción del acontecimiento de este fin de semana ya se advierte: «Usted, su vecino, su primo y el hermano de tu primo no puede demandar a nadie por nada de esto.»

Evitar problemas

Phil Immordino ha seguido las recomendaciones de su compañía de seguros colocando huecos de salida cada 30 metros. Ha montado un dispositivo de asistencia médica y de payasos de rodeo que son los encargados de realizar los quites ante el toro. Todo por cubrirse aún más las espaldas ante cualquier tentación de demanda. Conoce las protestas del movimiento PETA y admite que el riesgo es lo que atrajo en anteriores ediciones entre 1.000 y 700 corredores. Recuerda que el público no asiste a las carreras del NASCAR por ver dar vueltas a los coches, sino por ver un accidente.

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