El encierro de Prieto de la Cal respondió a lo que esperaban los corredores de él. Fotografía: Vaquero.
Los novillos llegaron a la plaza de toros en menos de dos minutos y permitieron que se viesen bonitas carreras de los mozos.
Poco menos de dos minutos tardaron los cuatro novillos de la ganadería de Tomás Prieto de la Cal, de San Juan del Puerto (Huelva) en recorrer los 620 metros que les separaban del corral, próximo a la iglesia de San Miguel, hasta la plaza de toros. Las reses, de pelaje variado- un negro, un jabonero, un colorado chorreado y un berrendo en negro-, cumplieron con las expectativas de los aficionados que esperaban con muchas ganas su paso por las calles lodosanas.
Los novillos enfilaron pronto la avenida de Navarra y, pese a la rapidez con la que se exhibieron en el asfalto ribero, dejaron que los mozos culminaran bonitas carreras. Pese a que la jornada era laborable en el resto de Navarra y en La Rioja, entre los corredores se pudieron ver numerosas caras conocidas, de los habituales en este tipo de espectáculos.
En la curva de la carretera, pocos metros antes de la entrada en la plaza de toros, el novillo colorado, que lideraba la manada, chocó contra las maderas del vallado. No obstante, el golpe no pilló desprevenido al público ya que se trata de un punto del vallado que sufre a menudo la embestida de los animales y que, por ese mismo motivo, está protegido con doble vallado.
Durante el encierro, los servicios sanitarios de Cruz Roja no tuvieron que atender a ningún herido, ni por caídas ni por erosiones.
Información de Mª Paz Gener para Diario de Navarra.
Festejos taurinos Pamplona, S. XIX