EN EL CIERRE DE CINTRUÉNIGO, TODOS A HOMBROS, HASTA EL MAYORAL

El mayoral y los tres matadores saliendo a hombros del coso cirbonero.

El mayoral y los tres matadores saliendo a hombros del coso cirbonero.

Francisco Marco, Esaú Fernández y Javier Marín cortaron un total de ocho orejas.

Ganado: Tres toros y dos utreros, tercero y sexto, de Martín Lorca, y un toro, segundo, de Los Eulogios, bien presentados, serios, nobles y con clase en general, salvo los parados tercero y cuarto. Primero, segundo y quinto fueron aplaudidos en el arrastre.

Toreros: Francisco Marco (oreja tras aviso y oreja), Esaú Fernández (dos orejas y oreja tras aviso) y Javier Marín (dos orejas tras aviso y oreja tras aviso).

Presidencia: A cargo de Valentín Navascués, asesorado por Jesús María de Andrés y Ángel Gómez, se mostró generosa en la concesión de los segundos trofeos del segundo y del tercero; por lo demás, correcta.

Incidencias: Más de media plaza. Tarde soleada y calurosa. Fernández hizo el paseíllo desmonterado. Juan Manuel Sangüesa fue aplaudido tras picar al cuarto. Actuaron de sobresalientes Chapurra y Francisco Expósito, que se lucieron con sendos quites a la verónica frente al quinto y al sexto respectivamente. Los tres matadores salieron a hombros, al igual que el mayoral de Martín Lorca, Antonio Apresa.

Todo el público que asistió ayer a la plaza de Cintruénigo la abandonó con deseos de regresar, de volver a presenciar una corrida tan entretenida y triunfal.

Salvo el tercero y el cuarto, que se pararon, el resto del encierro, bien presentado, atesoró nobleza y clase, y repitió con fijeza. Una buena corrida de toros, con un buen utrero.

Por orden de antigüedad, no de fortuna, Marco pudo mostrar la calidad de su toreo ante el que abrió plaza y su oficio frente al cuarto de la tarde. A su primero lo cuajó de principio a fin, tanto de capa -con sus características mecidas verónicas- como de muleta, con una faena templada y limpia, de fino corte, en la que alternó y combinó derechazos, naturales, invertidos… hasta terminar con un estoconazo delantero. Al toro le costó doblar y el diestro acertó al segundo golpe de descabello, por lo que el premio se redujo a una única oreja.

El cuarto, un serio cinqueño, brusco y sin clase, que se paró completamente a las primeras de cambio en el último tercio, lo brindó a las aficionadas Ane y Nerea Frommknecht. Después, ante un toro pétreo, se echó prácticamente encima de él y le dio la única lidia posible hasta sacarle el último muletazo. Faena de oficio, de mérito, de pundonor, concluida con otro estoconazo, que le permitió cobrar ese trofeo que le abría la puerta grande cirbonera.

Fernández, por su parte, se llevó el mejor lote. Se lució de capa -por verónicas y chicuelinas- y ofreció un recital de toreo variado, de mano baja, con quietud, temple y limpieza. Mató a su primero de una estocada defectuosa, por muy delantera, que hizo su efecto, y al quinto, de una media y un descabello. El sevillano firmó su primer triunfo en Navarra de este año.

Por último, Javier Marín volvió a no fallar ante sus paisanos. Variado y alegre de capa, se mostró seguro ante su primero, que se paró tras una tanda de derechazos y otra al natural, ambas de buen gusto. Después, al joven navarro no le quedó otro remedio que optar por el arrimón, por las cortas distancias con la esperanza de que el utrero embistiese. Estuvo por encima del astado, se lució con unas ceñidísimas bernardinas y terminó con una estocada muy tendida, que le obligó a descabellar, lo que hizo al primer intento.

El que cerró plaza, brindado a Marco, tuvo nobleza y calidad, y el cirbonero lo aprovechó en los medios con una faena variada, por ambos pitones, en la que ligó las series con limpieza. Se mostró decidido y cobró otro trofeo.

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