Carlos de María se vio en apuros por el novillo ‘Doronsillo’ de Lumbreras. Fotografía: Galdona.
Los dos novilleros, Carlos de María y Alejandro Casado, se fueron de vacío en la segunda del Espárrago de Oro.
Ganado: Cuatro erales de Álvaro y Pablo Lumbreras, bien presentados, nobles, sobre todo el que abrió plaza, con varios aplaudidos en el arrastre.
Novilleros: Carlos de María (silencio y silencio tras dos avisos) y Alejandro Casado (silencio tras aviso en ambos).
Presidencia: A cargo de Javier Gil, asesorado por Francisco Peralta y la veterinaria Belén Ferrer, pasó desapercibida.
Incidencias: Lleno hasta la bandera en una tarde marcada por el fuerte viento. De María toreó en sustitución de Gallito, quien, al parecer, ha cortado la temporada.
Según la información de Pascal Lizarraga, publicada en Diario de Navarra, los erales riojanos salían boyantes de chiqueros y con defensas astifinas, embestían nobles, repetidores y con un punto de casta que les hacía transmitir respeto a unos tendidos que este año se encuentran repletos.
Los dos toreros meritorios se las veían para cumplir en la arena, luchando primero contra el viento y luego contra las circunstancias.
Destacó Alejandro Casado por su valor y formas prístinas. El joven novillero alcarreño mantuvo los pies quietos toda la tarde, apostando por sus toros frente a todos los inconvenientes. Pegó dos naturales al cuarto de la tarde enorme valor. Pero se atascó con la espada por lanzarse excesivamente por derecho.
Carlos de María estuvo voluntarioso con el boyante primero y cuajó una buena tanda en redondo al cambiante tercero, con el que luego pasó un quinario con la espada. Ambos novilleros se marcharon de San Adrián sin escuchar una ovación.
Festejos taurinos Pamplona, S. XIX