Bajo la placa en su honor, Sergio Sánchez con su esposa, Laura Abad.
Las entidades taurinas de la capital ribera rindieron ayer un homenaje al cirbonero, al cumplir veinticinco años como matador de alternativa
Fue un acto tan sencillo como emotivo, y guardado como preciados secreto. Él nada sabía. Ni se lo imaginaba. Llegó a la plaza de Tudela pensando en el tentadero que le esperaba, en lidiar un macho de El Ruiseñor. Se vistió de corto en una estancia y salió de ella dispuesto a torear, desconocedor de lo que le esperaba.
Pocos momentos después, se vio sorprendido por el homenaje que le tributaron las entidades taurinas tudelanas: el club taurino, las sociedades Arenas y Frontón, y la peña Sol y Sombra. Sergio Sánchez, emocionado, descorrió la bandera de Navarra que ocultaba una placa que recuerda los 25 años que han pasado desde que tomó la alternativa en Pamplona, un 14 de julio de un ya lejano 1990.
El matador de toros navarro, conteniendo lágrimas, agradeció de corazón este detalle y para romper la emoción y tras abrazarse con su esposa, Laura Abad –hija de Enrique, de Los Iruñako-, se dirigió al ruedo tudelano dispuesto abrir el tentadero.
Los participantes en el tentadero: De izda. a dcha., Juan Carlos Ruiz, Javier Marín, Julio Ortega, Sergio Sánchez, Pablo García Zambrana, Francisco Marco, Alberto Álvarez, Toño Sánchez y Pablo Simón.
Bien auxiliado por los subalternos navarros Pablo García Zambrana, Juan Carlos Ruiz y Pablo Simón, el de diestro cirbonero se las vio con un eral de El Ruiseñor, de procedencia Los Bayones, de una punta que el ganadero Julio Ortega le ha comprado a Tomás Luna. El novillo resultó complicado porque, por el derecho, sabía lo que se dejaba atrás; se dejó más por el otro pitón, aunque acabó orientándose. Sánchez lo toreó con firmeza, sabiendo siempre lo que hacía y dibujó naturales y ayudados largos, de muy buen corte. Tras su intervención, el público le ovacionó con fuerza.
Seguidamente, le correspondió el turno al también matador de toros navarro Francisco Marco. Su eral no humilló lo debido y embistió defendiéndose; eso sí, tuvo movilidad y fijeza. El espada estellés lo entendió perfectamente y lo llevo muy empapado por ambos pitones; consiguió así ejecutar un trasteo tan largo como templado.
En tercer lugar, actuó el matador de toros aragonés Alberto Álvarez, que se llevó el eral de la mañana; fue un ejemplar noble, que embistió y repitió humillado. Lo toreó confiado y decidido, en un trasteo que se caracterizó por la quietud y en el que fue acortando distancias.
Y cerró el tentadero el novillero navarro Javier Marín, que se las vio con una erala del mismo hierro y procedencia que los anteriores. El joven de Cintruénigo vio que nada había que hacer por el pitón izquierdo. Por ello, lo aprovechó con derechazos muy templados en series rematadas con torería, con gusto; puso fin a su actuación con unas ceñidas manoletinas que prologaron el entrar a matar simulado. Y así terminó la tienta, con una cálida ovación para todos los actuantes.
Asamblea y comida
Los socios de las entidades taurinas tudelanas disfrutaron con el tentadero en la plaza de toros de su ciudad.
La intensa jornada taurina comenzó en Tudela con la asamblea anual del Club Taurino de Tudela, cuyos socios aprobaron unas cuentas presentadas por el presidente de la entidad, Carlos Lasheras. Un almuerzo sirvió para incrementar el ambiente taurino del día. Y tras el homenaje a Sergio Sánchez y el citado tentadero, unos doscientos aficionados tudelanos disfrutaron de una comida de hermandad, que contó con la presencia de los toreros.
Festejos taurinos Pamplona, S. XIX