EL ENCIERRO DE EE.UU., AL ESTILO DE LOS DE PAMPLONA, PERO DESCAFEINADO

Un momento del encierro en Virginia.

Un momento del encierro en Virginia.

El primero de los espectáculos organizados por The Great Bull Run, en un circuito de coches en Virginia, congregó a miles de personas que tuvieron la oportunidad de correr por una pista de 400 metros ante doce toros de rodeo.

Más de 4.000 personas participaron ayer en las afueras de Petersburg, Virginia, en la primera carrera con toros de Estados Unidos inspirada en la famosa fiesta de Pamplona, pero aderezada con toques locales de rodeo y hasta disfraces a lo largo de un día de fiesta y adrenalina. “¡Somos los primeros de los primeros en América!”, celebraba Patrick Murphy, un hombre de unos 40 años nada más participar en la primera carrera con su esposa, Laura.

La dosis de adrenalina fue corta pero intensa, según los participantes. “Durante unos segundos, cuando todo el mundo corría y los toros pasaban rápido a nuestro lado”, relató Laura Murphy su momento más intenso. “Fue excitante y tenso a la vez, no diría que aterrorizante, sino genial y algo escalofriante a la par”, coincidió Athene Ethan, una estudiante universitaria de Norfolk que corrió algo más tarde. “Lo hicimos por la adrenalina. Es algo que, cuando mires atrás en tu vida, podrás decir que lo que hiciste, es algo que desearías haber hecho si no te atreviste”, agregó su amigo Craig Keller.

En grupos de 500 personas, los participantes se enfrentaron este sábado a la docena de toros de rodeo traídos desde Kentucky para este primer evento del país, al que le seguirán una decena más en todo Estados Unidos en los próximos meses.

Una vez dadas las instrucciones -largas y precisas, con especial énfasis en no provocar a los toros- y colocados los corredores a lo largo de la pista, suena el aviso y dos vaqueros sueltan a la docena de toros, que corre rauda hacia los participantes que los esperan.

Pero ahí acaban las similitudes con los Sanfermines pamplonicas. El circuito no tiene lugar en calles sinuosas sino en una pista recta de tierra de poco más de 400 metros, delimitada por vallas fáciles de escalar para aquellos que sientan que los toros se acercan demasiado.

Dos vaqueros a caballo y con los famosos lazos de cowboy listos acompañan a los toros en caso de que algún animal se volviera demasiado inquieto o violento, puesto que pese a las fuertes medidas de seguridad nadie se engaña de que una carrera así entraña riesgos.

“Si no fuera peligroso, nadie querría participar, no hay ningún evento famoso que se llame ‘caminar por la acera”, dijo el organizador del evento, The great bull run (El gran encierro), Rob Dickens.

Con todo, en esta primera jornada, el parte médico acumulaba apenas algunos lesionados por golpes o caídas. Lo que no restaba la expectativa de muchos de los participantes que aguardaban pacientemente su turno para correr en la pista instalada en un circuito de carreras de coches de Virginia.

Para Juan Farfán, un joven hijo de mexicanos, este sábado suponía una prueba para algo mucho más serio.  “Quiero correr los toros en España el año que viene, así que esto es un pequeño calentamiento, es un entrenamiento para Pamplona”, dijo Farfán, vestido completamente de blanco como mandan los cánones.

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