EL CORDOBÉS LAGARTIJO, ÚNICA LUZ EN UNA TARDE TENEBROSA EN FITERO

Buen derechazo de Lagartijo ayer en Fitero. Fotografía: Mariano Pascal.

Buen derechazo de Lagartijo ayer en Fitero. Fotografía: Mariano Pascal.

Se lidiaron utreros de tres hierros, desiguales de presentación y de juego.

Ganado: Seis utreros de las ganaderías de Pérez Villena (1º, 2º y 6º), Pérez Peña (4º y 5º) y El Verdinal (3º). Desiguales de presentación y comportamiento, resultaron ovacionados 2º y 6º y pitado el 5º.

Novilleros. Pablo Belando: silencio y silencio tras aviso. Lagartijo: oreja y vuelta al ruedo por su cuenta. José Luis Madrigal: pitos tras aviso y pitos tras dos avisos.

Presidencia: A cargo de Raimundo Aguirre, asesorado por Manuel Pérez Berdonces y Jesús Mari de Andrés. Correcta con sentido común.

Incidencias: casi un tercio de entrada en una tarde amenazada por la lluvia. Lagartijo brindó el segundo novillo a Mikel, popular joven de la localidad y el quinto a Ricardo Fraguas, ganadero de Villafranca.

En el toro, decir Fitero es decir afición. Es hablar de una plaza coqueta, de un público santo y de una banda de música que suena a coso de pellizco y arte. Es hablar de un pueblo con gusto, de un desfile de mulillas acompasado y con temple y de unas gradas y tendidos de arquitectura inconfundible.

Fitero es una plaza de pasado esplendoroso que posee una afición, que a poco que se la cuide, repoblaría rápidamente los tendidos. Por eso, con esos mimbres, no se entiende que en su coso centenario se anuncien novilladas con aroma a túnel, montaje y bocata de mortadela.

Ayer hicieron el paseíllo dos novilleros y un aficionado práctico que, por su salud, no debiera volver a vestir de luces. Lo hicieron con un ganado que fue una escalera de hierros y comportamientos, una ensalada en la que cupieron novillos de buen tranco y nobleza, inválidos derrumbados como el quinto e incluso un novillo de procedencia Santa Coloma, el tercero, para dar la nota exótica a los chiqueros.

Para fortuna del público, el mejor novillo cayó en manos del novillero más puesto y dispuesto de la terna, el cordobés Javier Moreno “Lagartijo”. El colorado de Pérez Villena recibió una buena lidia y llegó pujante al último tercio. Moreno lo toreó con los vuelos de la muleta, en derechazos de mano baja y trazo largo que exprimieron el pujante pitón derecho del noble utrero. Sobraron en la labor del cordobés unos desajustados adornos finales y sobre todo, el bajonazo con el que ejecutó la suerte suprema. De otro modo, el triunfo hubiera sido como mínimo, de puerta grande.

En el quinto a “lagartijo” le tocó la cruz ganadera: el novillo se echó al tercer muletazo, renunciando a cualquier condición de bravo.

Pablo Belando abrió el festejo. En su primer novillo se llevó un susto al ejecutar el quite de Zapopán, perder pie con el capote en la mano y librarse de la cornada por la poca acometividad del utrero. La faena fue larga, abúlica y mal rematada con la espada. En el cuarto toro, por lo menos, Belando hizo sonar la música, que ayer era algo de agradecer. Tras varios pinchazos el animal fue arrastrado por las mulillas sin mayor reconocimiento.

El cierre del cartel y festejo correspondió a Jose Luis Madrigal. Ni tiene hechuras de torero, ni capacidad para mantener una lidia, vestido de luces con la diligencia de un profesional. Pudo quitarse de encima rápido al cárdeno tercero y rozó la raya de la devolución a corrales en un sexto toro, cuyas cualidades se fueron sin ver. La presencia de toreros como Madrigal y el sainete de toda su cuadrilla, resultaron un esperpento inmerecido por el público, el santo público fiterano.

Información de Mariano Pascal para Diario de Navarra.

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