Padilla no logró lucirse este año en Pamplona ni con los rehiletes.
El diestro gaditano, antes de anunciar su retirada, reconoció que siempre tendrá en el recuerdo la entrega de la afición de la capital navarra con él.
Preguntado en una entrevista sobre si en Pamplona, una de sus plazas, la suerte no le acompañó este año, el matador de toros jerezano respondió lo siguiente: «Todos los años tengo un toro u otro que me da la oportunidad de conectar con el público, con las peñas. Todos los años he salido a hombros o he cortado oreja. Pero este año no pudo ser. Pero Pamplona es Padilla y Padilla es Pamplona. Los lazos son irrompibles”.
En una entrevista publicada en el semanario ‘Aplausos’, reconoce el idilio que perdura con la afición pamplonesa. “Siempre tendré en el recuerdo la entrega de esa afición conmigo. Antes del percance, porque fue la plaza que me lanzó y después, con el recibimiento que me dieron, esas banderas y esos parches piratas. Por eso siempre los he valorado y siento que tengo una espinita clavada cuando no cuajo un toro”.
Padilla toreó en Pamplona el pasado10 de julio. Se enfrentó a un lote de Fuente Ymbro, que lidió un encierro que se lo dejó todo en fachada. Sus dos actuaciones se saldaron con el silencio del público.
Festejos taurinos Pamplona, S. XIX