El matador de toros Filiberto y el novillero Jaime González Écija tentaron cuatro eralas de Ganadería de Pincha. Galería fotográfica.
¡Dios mío, qué frío! De hecho, el tentadero concluyó, como tantas veces, en la cabaña de El Ontanal de Lodosa, aunque en esta ocasión al calor del fuego, de una chimenea que se convirtió en la mejor aliada de los presentes, de unos veinticinco aficionados.
Hubo de todo: comida de hermandad, ambiente prenavideño y, sobre todo, buen toreo, del caro, que brotó de las manos del matador de toros Filiberto y del novillero Jaime González Écija. Pese al buen hacer de ambos, destacó asimismo el picador Jorge Martínez ‘Ramitos’, que no sólo picó sino que toreó a caballo con mando y dominio. Todos ellos protagonizaron un tentadero de cuatro vacas de Ganadería de Pincha, de alta nota.
Y es que las cuatro eralas fueron bravas en el caballo. Tomaron una media docena de varas, unas empujando más, otras no tanto, y la mayoría galoparon alegres de un lado a otro de la plaza en busca de pelea con el varilarguero. Ya en la muleta, con distintos matices y algún defecto, todas mostraron nobleza, clase, gran fijeza y mucha durabilidad; es decir, resultaron toreables.
El diestro murciando y el novillero sevillano, además de mostrar muy buenas maneras, en forma de temple y quietud, realizaron faenas tan variadas como largas, que, se pese a ello, permitieron que pudiesen torear un quinteto de tapias; concretamente, los pamploneses Francisco Expósito, Pablo Hernández, Nabil ‘El Moro’, el guipuzcoano Ekaitz Moreno y el aragonés Ángel Alarcón, que posee un estilo muy personal.