El público, que llenó media plaza, salió satisfecho de la presentación de los encierros.
Como aperitivo taurino, la plaza de Estella acogió ayer el desencajonamiento de los toros de las tres corridas que se lidiarán en la feria. Según testigos presenciales, los victorinos no defraudaron. El afamado ganadero presentó una corrida seria, con kilos y con las capas cárdenas características de los albaserradas.
Fue la última en desembarcarse. Antes, el público pudo contemplar los pedrajas portugueses de Rosa Rodrigues, destinados a la tarde del rejoneo; forman un conjunto armónico, bonito, parejo y en tipo.
Por último, agradó asimismo el encierro de Torregrande, por sus buenas hechuras y por el noble comportamiento que mostró en el ruedo estellés.