CUARTO ENCIERRO DE TAFALLA: LOS TOROS DE ROSA RODRIGUES VOLARON EN OTRA CARRERA LIMPIA

Los corredores pudieron coger toro. Fotografía: Noemí Larumbe.

Los astados pararon el cronómetro en 1 minuto y 26 segundos, el encierro más rápido de todas las fiestas.

Explotó el cohete en los corrales de los Escolapios y los cinco toros salieron con prisa.Un minuto y medio más tarde, ya estaban en la plaza de Tafalla. Todos menos Popo, el sexto al que no se pudo trasladar el día anterior hasta los corralillos. 86 segundos para completar los 750 metros del recorrido tafallés. Una media de 31 km/h para los toros de Rosa Rodrigues, que pasaron en un visto y no visto. Hubo pocos espacios, los toros impusieron un ritmo muy alto y los mozos hicieron lo posible para ponerse delante. Por eso la lucha por los espacios fue en muchos casos desesperada.

Un toro se desmarcó del resto en la primera carrera desde los corrales. Le siguieron otros dos bueyes y la manada por detrás, muy estirada. El primer toro parecía querer batir algún tipo de récord y uno de sus hermanos intentó seguirle a la zaga. Con esa velocidad todo quedó fragmentado, dividido en toros muy rápidos y astados difíciles de correr.

El espacio se pagó caro

Los dos animales se distanciaron así del resto de la manada en la avenida Severino Fernández marcando un ritmo exigente. Por encima de las aceras. Uno barría a la derecha y el otro a la izquierda. Correr delante se convirtió en un acto de valentía en el que algunos mozos cayeron al suelo. El sitio de privilegio se situaba entre ellos y la manada. Ésta cogió como una flecha la curva de la estación, tratando de alcanzar a sus hermanos, pero un toro cayó con ímpetu y se quedó descolgado junto a un manso para el resto de la carrera. Fue en este punto donde se produjeron las únicas asistencias médicas del día, a dos mozos que sólo tuvieron que recibir pequeñas curas. Nada serio.

Los corredores vieron venir a los toros de lejos y tuvieron más suerte aquellos que esperaron la llegada de los astados rezagados. Uno de los pocos puntos de la carrera en el que se pudo coger toro unos segundos. Por eso el sitio se convirtió en un bien preciado por el que los corredores bracearon, dieron el máximo y lucharon. Para correr sólo unos pocos metros. Unos segundos. Los toros de Rosa Rodrigues corrieron como un rayo.

Al final, las reses pararon el cronómetro del cuarto encierro en un minuto y 26 segundos, la carrera más rápida de las fiestas que, sin embargo, fue una de las más limpias.

Crónica: José Miguel Sánchez.

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