CUARENTA CABALLOS, EN LA EXHIBICIÓN DE ACOSO Y DERRIBO DE CASTEJÓN

Un momento del acoso y derribo en Castejón.

Un momento del acoso y derribo en Castejón.

Organizada por el Club Hípico Cañada Real El Paso de Cintruénigo, intervinieron jinetes de Navarra, Aragón, Soria y La Rioja

Cuarenta jinetes se dieron cita el domingo pasado en Castejón para participar en una exhibición de acoso y derribo, que fue todo un éxito, tanto  por la asistencia de público y por el buen tiempo reinante, verdaderamente primaveral, como por el magnífico juego del ganado y el buen hacer de los caballistas.

La jornada estuvo organizada por el Club Hípico Cañada Real El Paso de Cintruénigo, entidad creada hace dos años y presidida actualmente por el matador de toros cirbonero Sergio Sánchez.

Intervinieron jinetes de Navarra, Aragón, Soria y La Rioja, entre ellos, José Antonio Sánchez, Fernando Robles,  Emilio Hernández, Alberto Aguirre, Joaquín Aguado, Íñigo Antón, Alfonso Vela, Fernando Santafé, Javier Zuasti, José Manuel Vicente, Jose A. Villamara, Gabriel Sesma y Victor Alcusón.

Las reses, eralas y utreras del ganadero navarro José Luis Pascual, dieron un juego excelente para el disfrute de garrochistas y amparadores. El mejor derribo lo realizaron  Mikel Cano, de Villafranca, que es campeón de Navarra de Doma Vaquera, y su amparador, Javier Jiménez, de Cintruénigo.

La suerte del acoso y derribo de ganado tiene su origen en el manejo del toro a campo abierto y la faena campera del tentadero de machos. En el tentadero a campo abierto es necesario apartar al macho y conducirlo hacia la zona en la que espera, en la soledad del campo, el picador. Los machos no se torean, pero la forma de entrar al caballo y su reacción al sentir la leve puya en su lomo son señales importantes para el ganadero a la hora de seleccionar.

Los que acosan son siempre dos jinetes, que forman collera. El que tiene la misión de derribar –entra por el lado derecho del animal- se denomina garrochista, mientras que su compañero de collera es el amparador, quien tiene la importante misión de acosar –por el lado izquierdo- a la res instantes antes de la echada para atajar la dirección del animal y favorecer el derribo por parte del citado garrochista.

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