CINTRUÉNIGO Y MARÍN HACEN HISTORIA EN EL 50 ANIVERSARIO DE LA PLAZA

Adame, el mayora y Marìn salen a hombros en Cintruénigo. Fotografía: Manuel Sagüés.

El matador de toros cirbonero consiguió un triunfo rotundo, de tres orejas, y salió a hombros en compañía del diestro mexicano y del mayoral. Galería de imágenes.

Ganado: Seis toros de Domínguez Camacho, muy bien presentados, blandos y nobles en general; el mejor, el sexto, noble y repetidor, que fue premiado con la vuelta al ruedo.

Toreros: David Mora (oreja y saludos tras petición), Luis David Adame (oreja en ambos) y Javier Marín (oreja y dos orejas).

Lugar y fecha: Plaza de toros de Cintruénigo (Navarra). 8 de septiembre.

Incidencias: Lleno aparente. Tarde agradable hasta el quinto toro, en el que comenzó a llover, de manera más intensa durante la lidia del sexto. Festejo conmemorativo del cincuenta aniversario de la plaza. Gran ambiente en los tendidos. Mora y Adame sustituyeron a Abellán y Román, respectivamente. Este último, convaleciente de su percance en Bayona, presenció el festejo desde el tendido y arropó así a su amigo Marín. El matador de toros navarro y el mexicano salieron a hombros, junto al mayoral.

Triunfó Javier Marín y triunfó Cintruénigo. Ambos de manera rotunda. Los cirboneros respondieron a la cita del cincuenta aniversario y la plaza ofreció un aspecto fantástico, de lleno, algo que no sucedía desde hacía muchos años.

Y el matador de toros local aprovechó la ocasión para disipar todas las dudas de quienes seguían sin creer demasiado en él, en su dimensión como torero de alternativa y en su horizonte de futuro. Marín puso ayer a todos de acuerdo, sobre todo en el sexto toro, justo en la tarde de su presentación como matador de toros en la villa donde nació.

Ante su débil primero, mal castigado en varas, su arriesgada actuación con el capote, de rodillas, puso al público en pie. Sin embargo, el toro llegó al último tercio perdiendo las manos continuamente, por lo que el navarro realizó una labor de enfermero, toreando a media altura para mantener al toro en pie. Labor aseada y digna frente al débil Verdeolivo, que, tras un pinchazo, media y un descabello, fue premiada con una oreja.

Como se ha indicado, el tiempo empeoró en el sexto pero la imagen del espada navarro subió muchos enteros. Se encontró con que Canastillo atesoraba clase, fuerza y bravura. Al son de ‘Amparito Roca’, e impulsado por sus paisanos, Marín inició el trasteo de rodillas, lo continuó con ligados y templados naturales, siempre mandones, y una estocada que permitió la concesión del doble trofeo. Fue una faena variada, desarrollada en el tercio, con temple y mando, en la que el diestro gustó y se gustó. Las dos orejas le convertían en el mayor triunfador del festejo.

Respecto a los otros dos actuantes, David Mora mostró frente al que abrió plaza la elegancia de su toreo. Realizó una faena de buen corte, basada en la diestra, que terminó con una estocada contraria. Oreja.

Los mismos planteamientos tuvo su faena ante el parado cuarto, más complicado y muy bien banderilleado por Ángel Otero. Lo mató de pinchazo y estocada. Hubo petición, pero el palco duró y, finalmente, no cedió, por lo que el madrileño se tuvo que conformar con saludar desde el tercio para corresponder a la ovación.

Por último, Adame hizo su presentación en Navarra como matador de toros y gustó, pese a que tuvo que pelearse con un lote carente de casta y de fuerza. Frente a su primero, se lució con chicuelinas y una media gustosa. En cada último tercio, hizo todo lo que pudo y les sacó a sus toros hasta el último pase. Comenzó su faena ante el segundo con ajustados estatuarios pero luego la labor fue a menos. Lo mató de un pinchazo hondo. En el quinto, su mayor mérito fue saber ganarse al público. Terminó con una buena estocada algo desprendida, que le permitió recibir el trofeo necesario para poder abrir la puerta grande. Cobró una oreja de cada toro y pudo salir así a hombros junto con Marín y el mayoral.