Roberto Armendáriz sobre Ranchero.
Fue un festejo a la portuguesa, sin muerte de astados, en el que se presentó en público Ginés Cartagena hijo.
Lugar: plaza de toros de Beaucaire (Francia).
Ganado: seis toros de Laget, serios y con fuerza, presentaron dificultades para los forcados.
Roberto Armendáriz: vuelta en ambos.
Manuel Manzanares: vuelta en ambos.
Ginés Cartagena hijo: vuelta en ambos.
Incidencias: lleno. Corrida nocturna a la portuguesa. Actuaron los forcados de San Manço y dos de ellos resultaron heridos.
Roberto Armendáriz consiguió triunfar el jueves pasado en la plaza francesa de Beaucaire, que acogió un festejo nocturno a la portuguesa. Logró dar dos vueltas al ruedo –equivalente a dos orejas-.
El que abrió plaza fue un buen toro, que colaboró al lucimiento del jinete navarro. Éste estuvo brillante y rubricó su mejor faena de lo que lleva de temporada. Toreó muy despacio y se gustó delante de la cara del toro. De salida, sacó a Berlinde, con el que templó con maestría la embestida del toro. A continuación, pisó el albero un señor Ranchero que encandiló al público con tres banderillas de perfecta ejecución, llegando mucho a la cara y batiendo en el último momento. El broche final lo puso Polvorilla, con su particular y desafiante toreo de cercanías.
En segundo lugar, el caballero de Noain se las tuvo que ver con un toro muy complicado, por lo que la faena se convirtió en una lección de poderío, en la que nada se podría haber hecho sin hacer torear a dos monturas como las de Prometido y Zamorino, quienes, después de una gran lidia de Delirio, fueron capaces de sacar provecho a un difícil cuatreño. Trasnochador puso el punto y final con dos cortas de mucha trasmisión.
En este festejo se presentó en público Ginés Cartagena hijo. Demostró muchas ganas y el mismo carisma que su padre. Apoderado por Luc Jalabert y Alain Lartigue, que dirigieron la carrera de su padre antes de lanzar a su tío Andy, el joven Ginés se prepara desde hace unos meses en casa de Pablo Hermoso de Mendoza quien le ha abierto las puertas de su finca, viendo el inmenso potencial que atesora.
Festejos taurinos Pamplona, S. XIX