Hermoso, que cortó una oreja, no abrió la puerta grande por fallar a la hora de matar.
Lugar: plaza de toros La Misericordia de Zaragoza.
Ganado: seis toros de Murube, cinqueños la mayoría, justos de fuerza y de raza.
Pablo Hermoso de Mendoza: saludos desde el tercio y una oreja.
Sergio Galán: silencio tras aviso y una oreja.
Roberto Armendáriz: vuelta al ruedo tras aviso y dos orejas.
Incidencias: casi lleno. Último festejo de la Feria de El Pilar. El rejoneador navarro Armendáriz salió a hombros.
Hubo que esperar hasta el último toro de la Feria de El Pilar para presenciar una faena que se saldó con el corte de dos orejas y la correspondiente salida a hombros por la puerta grande. La rubricó Roberto Armendáriz, que se presentó ayer con magnífico pie en el coso maño de La Misericordia, prácticamente lleno para la ocasión. El otro navarro que toreó, Pablo Hermoso de Mendoza, en su regreso a esta plaza después de cinco años de ausencia, cortó una oreja y no consiguió más trofeos por fallar a la hora de matar.
El caballero de Noain paseó las dos orejas de Orteguito, cuatreño de 572 kilos, un ejemplar mansote y flojo, que puso fin a la tarde y al ciclo zaragozano, al que le realizó una faena de mucho corazón y entrega, con numerosos pasajes de elegante toreo. Lo recibió con Delirio y después ya puso la plaza al rojo vivo en banderillas con Ranchero, clavando de poder a poder, y con Zamorino, que sacó al toro desde las tablas a los medios, pegado a su grupa, varias veces y clavando con mucho riesgo. Al final, con Trasnochador se lució con un trío de cortas sin respiro y clavó un rejón de muerte a toro parado que enardeció al graderío. Rodó el toro y se concedió el doble trofeo. Rotundo triunfo.
Antes, frente a su primero, Holandés, un cinqueño de 505 kilos, el de su presentación en Zaragoza, había realizado una faena alegre, vistosa, pero en la que hubo algún altibajo. Lo paró con Visir, castigando al de Murube con sólo un rejón. En banderillas, comenzó su conquista con el templado toreo a dos pistas de Prometido y después con Delirio, ante un toro que acusaba poca fuerza y raza. Tras lucirse con las cortas, mató a lomos de Trasnochador. Hubo petición de oreja para el joven navarro pero se tuvo que conformar con dar una aclamada vuelta al ruedo.
Por su parte, Hermoso de Mendoza marró con el rejón de muerte una muy buena faena ante el toro que abrió plaza, un cinqueño llamado Herrador, negro como todos los lidiados, de 562 kilos. Fue de mucho ajuste. Paró al toro con Barullo, dejándoselo llegar mucho. Calentó después los tendidos montando a Manolete, con un elegante toreo a dos pistas, y a Dalí, que lució con sus quiebros. En el tercio final, se adornó con Pirata, pero, cuando tenía las dos orejas en la mano, falló con el rejón de muerte y todo quedó en una ovación, a la que correspondió saludando desde el tercio.
El cuarto, Patatero, de 542 kilos, fue un animal aplomado y bajo de raza, al que el caballero estellés paró montando a Villa. En banderillas, hizo vibrar con los perfectos quiebros de Van Gogh y con los verdaderos muletazos que ejecutó sobre Viriato. Espectacular lidia montando de nuevo a Pirata, con quien brilló en un par de banderillas cortas a dos manos. Esta vez, mató con eficacia y cortó una oreja.
Galán, por último, que paseó también un trofeo, fue volteado de manera aparatosa al descabellar al segundo de la tarde, que le golpeó con fuerza en la mano derecha.
En definitiva, una tarde de marcado sabor del rejoneo navarro, que debería servir para relanzar la trayectoria de Roberto Armendáriz.