Los participantes en el tentadero con el ganadero Ricardo Fraguas en el centro de la imagen, cubierto con una gorra.
El ganado fue bravo en el caballo y, con sus complicaciones, humilló mucho en la muleta.
La finca El Romeral, en Villafranca, donde se crían las reses bravas de La Bomba -casta navarra del ganadero Ricardo Fraguas-, fue recientemente el escenario de un tentadero cuya importancia vino dada por la seriedad y el cuajo de la materia prima lidiada.
Lo protagonizaron los matadores de toros Alberto Álvarez, Matías Tejela y Fernando Adrián, y el novillero navarro Javier Marín, quienes estuvieron bien auxiliados por Ángel Luis y Antonio Carmona y el pamplonés Juan Carlos Ruiz. La suerte de varas corrió a cargo del picador tudelano Juan Manuel Sangüesa, que cumplió su función a la perfección, en una jornada de mucho trabajo por la bravura ante el peto del ganado, que siempre se arrancó de largo.
En total se tentaron ocho utreras y un eral, con kilos y cara, muy bien criadas, que, en la muleta, se caracterizaron por humillar mucho. Abrió el tentadero Alberto Álvarez ante dos de ellas y el eral. Tejela, que había llegado como invitado, se animó a lidiar una de ellas, la cuarta de la mañana. Otras tres tentó Fernando Adrián, siempre muy solvente.
Javier Marín se encargó en primer lugar de la tercera de la tienta, una utrera de buena condición. El joven cirbonero la entendió muy bien y la toreó sobre todo por el pitón derecho, en varias series de muletazos con mucho mando. Después, se las entendió con la séptima, un ejemplar con mucho picante que le prendió en dos ocasiones, lo que no impidió que se pelease con muchos recursos ante ella.
En definitiva, un tentadero importante por la seriedad del ganado, que satisfizo a los toreros y al ganadero navarro.
Festejos taurinos Pamplona, S. XIX