3.500 PERSONAS PRESENCIARON LA TRAÍDA DE VACAS EN CINTRUÉNIGO

Numeroso público contempla el espectáculo de la traída de las vacas por el río Alhama desde el Paretón, mientras que los más atrevidos ven pasar a los astados subidos a pacas de paja. Fotografía: Nuria G. Landa.

Numeroso público contempla el espectáculo de la traída de las vacas por el río Alhama desde el Paretón, mientras que los más atrevidos ven pasar
a los astados subidos a pacas de paja. Fotografía: Nuria G. Landa.

Este singular encierro de campo, en el que se soltaron 10 vacas, se prolongó durante dos horas y se saldó con el mismo número de atendidos.

La tradicional traída de las vacas por el río Alhama que celebra Cintruénigo cada primer domingo de septiembre se saldó ayer con diez personas atendidas por Cruz Roja. No obstante, por primera vez en muchos años, no fue necesario realizar ningún traslado al hospital de Tudela. Las citadas atenciones fueron por dos traumatismos craneales leves, otras tantas contusiones, un varetazo y cinco por erosiones.

Alrededor de 3.500 personas, entre vecinos y visitantes de otras localidades, presenciaron este popular espectáculo de las pre fiestas, protagonizado por diez vacas de la ganadería de Pedro Domínguez y que se prolongó dos horas.

A las seis en punto de la tarde, a la altura del puente del medidor de Cintruénigo, se abrió el camión de los hermanos Domínguez del que salieron cinco reses que enfilaron rápidamente el curso del río hasta llegar a la corraliza central, formada por remolques y pacas de paja, y en la que se concentraba la mayor parte de los mozos.

Quince minutos más tarde soltaron otras cinco reses y, a partir de ese momento, teniendo en cuenta que todo el recorrido estaba sellado, las posibilidades que los astados tuvieron de escaparse fueron muy limitadas. Sin embargo, los animales corrieron por todos los parajes de las orillas del Alhama y en esta edición todos los asistentes tuvieron la posibilidad de verlas de cerca, tanto los que se colocaron en el puente de la carretera de Fitero como los del Paretón, además de los más atrevidos que optaron por estar sobre los remolques y pacas del centro.

También quienes se ubicaron en la cuesta de los Frailes pudieron ver de cerca a cuatro de las reses que fueron recogidas en los corrales de la plaza. Las seis restantes, con ayuda de bueyes, fueron introducidas en unas corraletas portátiles tras protagonizar este singular encierro de campo.

Información pubicada en Diario de Navarra.

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