Vuelta al ruedo al cuarto, ‘Budista’, que tuvo fortísima petición de indulto.
Tres toros fueron premiados con la vuelta al ruedo; para uno de ellos hubo fortísima petición de indulto; y el francés Bautista y el navarro salieron a hombros. Galería de imágenes (autor, Galdona).
Ganado: Seis toros de Virgen María (los impares con el hierro de Santa Ana, del mismo ganadero y similar procedencia), el sexto en calidad de sobrero, bien presentados aunque desiguales, con cara, que cumplieron con buena nota en varas y de muy buen juego en conjunto; primero, cuarto y sexto fueron premiados con la vuelta al ruedo en el arrastre y para ese cuarto hubo fortísima petición de indulto.
Toreros. Juan Bautista: oreja tras aviso y dos orejas y rabo tras dos avisos. Salvador Cortés: silencio en ambos. Javier Antón: oreja y oreja tras aviso.
Presidencia: A cargo de Gorka García, asesorado por Gregorio Madurga y el veterinario Jesús María de Andrés, salvo en algún despiste, cumplió correctamente su cometido; pese a ello, fue abroncada, por no sacar el pañuelo naranja, el del indulto, pero hay que recordar que el reglamento taurino de Navarra -artículo 80- no lo permite.
Incidencias: Media plaza. Tarde soleada y agradable. Cortés y Antón hicieron el paseíllo desmonterados. Los subalternos José Otero e Ismael Mora saludaron montera en mano tras banderillear al tercero y al sexto, respectivamente. El también subalterno José Ángel Muñoz fue atendido en la enfermería de una fuerte contusión en el muslo izquierdo. Bautista y Antón salieron a hombros.
El último festejo del ciclo corellano y de la temporada taurina de Navarra fue muy rico en matices, dentro y fuera del ruedo. El palco presidencial tuvo que soportar un broncazo por no conceder el indulto al cuarto de la tarde, a Budista, un ejemplar que continuaba embistiendo con clase después de haber admitido más de doscientos de Bautista, que ofreció un completo recital de toreo, tanto con la capa como con la muleta. El mismo espada francés animaba a pedir el indulto. No sabía, como la mayor parte del público, que el artículo 80 del reglamento taurino de Navarra lo prohíbe.
Sin embargo, el presidente bien podía haber sacado el pañuelo naranja, ciñéndose a una causa que está por encima del reglamento: a la del orden (o desorden) público. El sábado, tres días antes, devolvió un toro por manso, lo que es antirregalmentario; sin embargo, ante la protestas del público, adujo razones de orden público.
En cualquier caso, la ganadería francesa, asentada en Sevilla, debutó en esta tierra con magnífico pie. Tardaremos mucho en volver a ver tres toros premiados con la vuelta al ruedo en un mismo festejo, concretamente: Artista, Budista y Gamonero, que se lidió como sobrero y que fue el último toro de la temporada navarra.
Tres grandes faenas
A ese ejemplar, el navarro Antón, en su tercera tarde como matador de toros, le realizó una magnífica faena. Primero, con acompasadas verónicas y después, con derechazos y, sobre todo, naturales cargados de quietud, torería y mando. La pena fue que la media estocada no fue suficiente y que tuvo que descabellar, y por ahí se le escapó la segunda oreja a una faena que la mereció.
Buena asimismo fue su primera intervención, ante un toro sin clase y justo de fuerza. Lo toreó a la altura que permitía el astado con mucha seguridad pero sin la ligazón deseada, porque el toro no la permitía.
Quien sí ligó los muletazos y de qué manera fue Bautista, que cuajó de capa a sus dos toros, en un recital variado de suavidad y armonía. Y lo mismo hizo con la muleta. Dominó a sus toros en dos faenas bañadas en temple, quietud y gusto, por ambos pitones, con redondos interminables en la segunda. Tarde antológica del francés.
Cortés, por último, trazó buenos muletazos sueltos pero no logró salir de la vulgaridad.
Festejos taurinos Pamplona, S. XIX