VALENTÍN HOYOS, PRIMERA PUERTA GRANDE DE LA FERIA DE PERALTA

Natural de Valentín Hoyos al sexto de la tarde, premiado con la vuelta al ruedo. Fotografía: Alberto Galdona.

La novillada de El Retamar defraudó por sus caras y el sobrero, de Pereira Lupi, tuvo hechuras de eral.

Ganado: Cinco novillos de El Retamar y un sobrero, quinto bis, de Samuel Pereira Lupi, desiguales de remate y con mermadas y humanizadas defensas los de la ganadería titular. Eralito famélico el sobrero portugués, pitado al arrastre. De los titulares: primero, flojito y noble; segundo, bravo al caballo; cuarto, temperamental y sexto, encastado, fue premiado con la vuelta al ruedo.

Novilleros: Álvaro Seseña (vuelta al ruedo y oreja), Jorge Molina (silencio tras aviso y saludos) y Valentín Hoyos (silencio tras dos avisos y dos orejas).

Presidencia: a cargo de Juan Carlos Castillo, asesorado por Francisco Javier Campo y el veterinario Jesús María Razquin, se desenvolvió con acierto en una tarde de decisiones complicadas.

Incidencias: Dos tercios de plaza. Primera de feria. Hoyos salió a hombros.

Valentín Hoyos recibió de rodillas con la muleta al sexto novillo, captó la atención del público e hizo  e hizo que no desconectara hasta la estocada final. Por medio se echó la muleta a la izquierda, arrancó a tocar la charanga Forristar de Artajona el pasodoble ‘Puerta Grande’ y dejó algunas tandas templadas en redondo. Quedó para el final la tanda más poderosa y remató con bernardinas el trabajo antes de matar con una estocada efectiva y rinconera, que le lanzó a salir por la puerta grande.

En la traca de euforia el palco sacó también el pañuelo azul para el novillo Teniente-54, que fue con diferencia el mejor de la tarde. Pudo olvidar así la afición peraltesa el mal gusto que causó en las gradas una pobre presentación de la novillada debutante de El Retamar, con pitones muy mal humanizados y un toro devuelto a toriles que salió aparentemente descoordinado de extremidades. De la raspa portuguesa que salió como sobrero, mejor correr un tupido velo.

Seseña fue alcanzado, sin más consecuencias, por el que abrió plaza. Fotografía: Alberto Galdona.

Álvaro Seseña demostró tanta voluntad como dificultad para templarse con sus novillos. Su primero fue un melocotón de intenciones franciscanas y tranco angelical al que liquidó de un bajonazo. Cortó una oreja al que hizo cuarto gracias a un trabajo intermitente frente a un novillo temperamental.

Jorge Molina pechó con la parte más complicada del festejo: tras fajarse con un animal bravo, se bloqueó y atravesó con los aceros. En el quinto bis, con el bonancible eral portugués melocotón, estuvo bien. Se templó y pegó buenos muletazos. Pero el festejo que se anunciaba ayer era una novillada picada y el público peraltés no echó cuentas al bichejo festivalero. En los toros, también hay memoria histórica.

Información de Pascal Lizarraga, publicada en Diario de Navarra.

This entry was posted in Uncategorized and tagged , , , , , , , . Bookmark the permalink.

Comments are closed.