En el encierro del ganadero de Guadalix de la Sierra hubo de todo, como en botica, con un buen toro, el quinto.
El paso de Victoriano del Río por la feria sevillana provocó división de opiniones. Para unos, lidió un encierro interesante. Para otros, defraudaron la mayoría de los toros. Lo cierto es que hubo de todo y que lidió un buen toro, el quinto.
Por lotes, Morante cuajó al primero con el capote. Peleó bien en varas el de Victoriano del Río y se las prometía felices el sevillano, sin embargo se vino muy abajo, reservón, y la faena de Morante no pasó de correcta. El cuarto no convenció a nadie desde el principio. Poco empuje y falta de raza.
El Juli le cortó una oreja al segundo tras una faena cimentada en el mando, la capacidad y la ligazón. Con media muleta, siempre rastrera, el madrileño toreó en apenas un palmo de terreno en una labor de enorme entrega y en la que anduvo muy metido. Le encontró la distancia y el ritmo al toro para sacarle el buen fondo de nobleza que desarrolló. Perdió una oreja con la espada en el quinto, al que recibió a portagayola. Grandón el toro, casi seiscientos kilos, se quedó mucho tiempo encelado en el peto en el primer encuentro. Empujando. Se repitió la historia en el segundo puyazo. Condicionó en demasía eso al toro. El madrileño, en una faena medida, supo sacar el fondo de nobleza del animal.
Respecto a Perera, cuando todo parecía ir encaminado a una obra grande, el tercero dijo que se rajaba y se rajó. Al hilo de las tablas, el diestro instrumentó una labor meritoria ante un animal que sólo buscó la salida. Bien el extremeño. Se fue también Perera a portagayola a recibir al sexto, arreado por lo que había hecho El Juli. Pero fue un toro soso y parado, sin emplearse nunca, el castaño que cerró la función. Muy centrado con él el extremeño, que lo intentó todo, pero el lucimiento resultó imposible.
El resultado final fue el siguiente: Morante (silencio y palmas tras aviso), El Juli (oreja y saludos tras aviso) y Miguel Ángel Perera (saludos tras aviso y saludos). Uno de los factores más positivos de la tarde fue la entrada: lleno de “no hay billetes”.