
Momento en el que se le da la vuelta al ruedo a ‘Soñador’, muy buen novillo de Ganadería de Pincha. Fotografía: Luis Miguel Ortega.
Los otros tres que lidió, con el hierro de Ganadería de Pincha, fueron ovacionados en el arrastre.
El ganadero lodosano José Antonio Baigorri, que lidia a nombre de Ganadería de Pincha, rubricó el sábado pasado un gran triunfo en la plaza riojana de Cenicero, donde tres de sus novillos fueron ovacionados en el arrastre y el cuarto y último fue premiado con la póstuma vuelta al ruedo.
Los cuatro erales navarros fueron lidiados por el mexicano Gerardo Rivera y por el madrileño Jesús Martínez. El primero, que ya ha debutado con picadores, se las vio con Valiente, número 48, y Tunante, número 54, primero y tercero del festejo, dos novillos con nobleza, clase, transmisión y generoso recorrido.

El tercero de Pincha, ‘Tunante’, tomando la muleta del mexicano Rivera. Fotografía: Luis Miguel Ortega.
Al que abrió plaza, le realizó una soberbia faena, por ambos pitones pero no la supo rematar con los aceros. Pese a ello, dio la vuelta al ruedo. Y ante el segundo de su lote, mejor todavía por su durabilidad, estuvo bien pero sin lograr conectar con los tendidos hasta las dos últimas tandas. De nuevo, falló al matar y por ello se tuvo que conformar con un único trofeo.
El triunfador de la tarde fue Jesús Martínez, un novillero que está a punto de debutar con los del castoñerño y que ya conocía las reses de Ganadería de Pincha, ya que hace un para de semanas les había cortado tres orejas en la plaza burgalesa de Villarcayo. El sábado hizo lo mismo en la de Cenicero.

Jesús Martínez con la diestra antte el cuarto, premiado con la vuelta al ruedo. Fotografía: Luis Miguel Ortega.
Su primero, llamado Vago, número 62, fue un novillo noblón, fácil para el torero, pero con menos motor que los reseñados. El madrileño estuvo bien, cómodo ante él. Lo mató de una estocada y fue premiado con una oreja. La paseó en triunfo después de que el eral fuese ovacionado en el arrastre.
Media hora más tarde, Martínez cobró las dos orejas del cuarto y último, Soñador, número 52, un novillo muy completo con nobleza, clase, recorrido, que embistió surcando la arena con el hocico y que no repitió una y otra vez., un ejemplar que fue justamente premiado con la póstuma vuelta al ruedo.