Los toreros participantes en el tentadero.
En 2005, Armando Sancho Recaj formó esta renacida vacada de bravo con ejemplares de Jesús Guembe y sementales de Nicolás Aranda y José Arriazu.
La histórica ganadería aragonesa de Ripamilán, con un importante legado taurino en las castas fundacionales del toro de lidia, volvió a destinar sus reses para el toreo ordinario 155 años después de su fundación, la cual data de 1865.
Esta histórica ganadería heredera directa del hierro de Juan Murillo Villanueva, fundada en 1775 con reses de origen navarro y que pastaba en Ejea de los Caballeros, volvió a destinar sus reses para el toreo a pie.
Se trata de un proyecto que comenzó Armando Sancho Recaj en 2005 y que llevó adelante para la recuperación de este hierro y la personalidad que durante tantos años marcaron en las plazas españolas, cuando la Casta Navarra se destinaba a la lidia en las plazas de toros españolas.
Al año siguiente se herraron los primeros becerros que, a partir de entonces, volvieron a lucir la ‘M’, la marca que fuese de los Murillo, primeramente, y de los Ripamilán, después.
Sabedor de la idiosincrasia de la ganadería, formada con reses de origen navarro en esta nueva etapa, vía Jesús Guembe Solano, y con sementales de Nicolás Aranda y José Arriazu, Sancho destinó en primera instancia las reses para los festejos taurinos populares, no exento de darle seriedad a la selección y a la cría del ganado.
Muletazo de Imanol Sánchez a una vaca de Ripamilán.
Estos días ha dado un paso más allá, y el legendario hierro ha vuelto a realizar una tienta ordinaria, con las características propias de este encaste, marcadas por la viveza, agilidad, correosidad y dureza de estas reses para la franela, a manos de los matadores de toros Alberto Álvarez e Imanol Sánchez y el novillero Miguel Cuartero, quienes además estuvieron acompañados por los banderilleros Mariano Ruiz y Chema Calvo.
A pesar de los obstáculos y dificultades que la crisis nos ha traído, en la Bardena negra aragonesa resiste hoy en día, contra viento y marea, un reducido número de reses que se enorgullecen de ser las portadoras y herederas de este histórico y legendario hierro aragonés.
Festejos taurinos Pamplona, S. XIX