Bien picada por José Manuel Sangüesa, la materia prima destacó en conjunto por su calidad. Fotografías: Ricardo.
El campo bravo navarro continúa moviéndose y prueba de ello fue la tienta que se llevó a cabo este fin de semana en Olite, en la finca El Orfanato, donde se crían los toros de Hermanas Azcona. Tres utreros de este hierro fueron lidiados por el matador de toros castellano Rubén Sanz, que pudo lucirse, disfrutó y convenció a los pocos testigos.
El espada soriano estuvo muy bien auxiliado por los banderilleros Manolo de los Reyes y Asier Campos. La suerte de varas corrió a cargo del tudelano José Manuel Sangüesa, que ofreció otra lección de profesionalidad.
Respecto a la materia primera, los dos primeros utreros fueron los que más calidad atesoraron. La lástima fue que al que abrió plaza le faltó algo de fuerza. Por tanto, el mejor, el más completo, fue el segundo, un castaño ante el que Sanz toreó con quietud y limpieza por ambos pitones. El tercero y último, por el contrario, resultó complicado. El de Soria estuvo a la altura y se peleó con él hasta conseguir dominarlo.