Dentro de la categoría de novilleros con picadores, la temporada deparó escasas sorpresas.
El interés se centró en el navarro Javier Antón, que siguió madurando como torero y siente más cerca su alternativa, y en Diego Hermosilla, gaditano afincado en Navarra que no tuvo suerte ni en Tudela ni en Sangüesa y no consiguió trofeo alguno.
Por el contrario, Antón dispuso de más oportunidades en su tierra. El murchantino toreó cuatro tardes y logró tres orejas, dos de ellas en Lodosa y otra en Tafalla; sólo de Peralta y Sangüesa se fue de vacío, sobre todo por no acertar en la suerte suprema.
De los demás novilleros, destacaron Javier Jiménez y Jesús Duque, que abrieron la puerta grande de Lodosa, y Ángel Puerta, que salió a hombros en la exigente Peralta.
En la categoría sin caballos, la más grata novedad vino dada por la presentación vestido de luces de Javier Marín, joven cirbonero que triunfó en la plaza de su localidad natal, que mostró buenas maneras y, sobre todo, perspectiva de futuro, de un futuro que pasa actualmente por la escuela taurina de El Juli.
Y quitando Marín, muy poco. Si se quiere, las buenas maneras de Sergio Felipe y Carlos de la Casa en San Adrián, en una feria que dejó desierto su Espárrago de Oro al mejor novillero.