Un momento de un encierro con vacas en Corella.
Con su adecuación a la nueva normativa, se ha elevado su altura, pero también el hueco entre los tablones del mismo.
Las modificaciones realizadas en el vallado del encierro de Corella para adaptarse a la normativa foral están siendo objeto de críticas por parte de no pocos vecinos que consideran que se ha reducido considerablemente la seguridad de los espectadores.
Con la nueva normativa, el tradicional vallado se ha elevado hasta una altura de 1,75 metros de cara a evitar que las reses puedan saltarlo. Esta circunstancia ha conllevado que el espacio que queda entre los tres tablones que conforman la altura del vallado sea más amplio. En concreto, la distancia que queda entre uno y otro tablón es de 40 centímetros.
A juicio de muchos corellanos, este cambio para evitar que las reses puedan saltar los maderos y salirse del recorrido va en detrimento de la seguridad de los espectadores que se ubican tras el vallado para ver el encierro debido a que a través del hueco que queda entre las citadas tablas podrían sacar los astados sus astas.
Este tipo de críticas se pueden escuchar todos los días durante el encierro y posterior suelta de vacas que tienen lugar durante las fiestas. No obstante, también hay algunos que dicen que “con estas vacas, no hacen falta ni tablones”.
En cualquier caso, la opinión general es que se ha reducido considerablemente la seguridad de los asistentes y que se tendrán que adoptar medidas como puede ser la inclusión de un cuarto tablón.
Festejos taurinos Pamplona, S. XIX